

A nadie puede extrañar que Hugo Moyano haya asociado el ‘voto de un trabajador’ a un arma.
Su ex chofer, fan de Madonna pero más parecido a un personaje de Tarantino, había tiroteado a otros compañeros en nombre de la paz, durante el traslado de Perón a San Vicente. El guardaespalda de su hijo Pablo luce el tatuaje de una pistola en su cabeza rapada.
Néstor Kirchner se entregó al grito épico de ‘estamos ganando la batalla’ durante un acto en la provincia de Buenos Aires.
El wagneriano helicóptero -inmortalizado por Francis Coppola en ‘Apocalysis now’- , aquí forma parte de la agenda electoral.
Para el kirchnerismo es el símbolo de la cobardía de la ‘alianza residual’. Para la oposición, un ejemplo del malgasto de los dineros públicos. presidencial.
La adhesión a figuras, metáforas y lenguaje de sesgo militar en la vida política argentina es un caso de psicoanálisis.
En los 50, Perón era ‘el general’ y Evita, ‘la capitana’. En los 70 , el progresismo se deslumbraba con los comandantes Castro y Guevara. En el siglo XXI, la consigna ‘socialismo o muerte’ del ‘coronel-comandante’ Chávez seduce más que el perfil cívico e integrador de un Alywin o Lagos.
Hay que reconocer, sin embargo, que el presidente venezolano ha perdido algo de ‘glamour’ con la llegada de Obama y la caída de los precios del petróleo.
Las calles de la Argentina recuerdan más las batallas y los guerreros que las proezas de la educación, la cultura y la ciencia.
Si Da Vinci hubiera nacido en el país, hoy sería apenas una plaza.
En la famosa foto de abril del 2008, Guillermo Moreno, con gesto de inspiración mazorquera, advertía: ‘A los que no están con nosotros, ni justicia’.
Esta abundancia de términos de raíz autoritaria, se continúa en el periodismo.
Los argentinos no ingresamos a los partidos políticos. Nos alistamos. Se desembarca en territorio enemigo.
Se discute en los bunkers (a veces, restaurantes carísimos). Se canjean favores por obediencia. Se diagrama la estructura de mandos Las ‘organizaciones sociales’ hacen actos con el dinero de los contribuyentes para marcar la cancha (léase lugares en las listas). Moyano hace una demostración de fuerza (léase lugares en las listas y un ministerio).
En la era digital, seguimos hablando de aparatos y maquinarias.
Nadie se ruboriza cuando se autodefine como un soldado de...ni cuando responde ‘espero la orden del jefe’.
Si la exaltación machista ha sido un componente del militarismo, la insistencia en demandar ‘huevos’ o ‘lo que hay que tener‘ asoma como una versión descafeinada de ese rasgo. Mientras tanto, a la inagotable estirpe de los ‘barones’ del conurbano les gusta blindar sus espacios terroritoriales.
Entre oficialistas, opositores y sindicalistas florecen sospechas de conspiraciones y traiciones, que empalidecen a las novelas de Dan Brown.
La campaña tiene espadas mediáticas (prefiero las de Skywalker y Obi-Wan Kenobi) y cuando alguien quiere elogiar a la presidenta le dice que es un gran cuadro!!!
Al aceptar su candidatura, me entusiasmó la propuesta de Nacha Guevara: ‘Creatividad, trabajo y excelencia‘. Un día después, ya se había convertido en un ‘cuadro’ ... ‘Si no se vota este proyecto, -dijo- seremos un bolsa de gatos’.
El diálogo entre mafiosos, tiranos, fascistas, bipolares, plagas egipcias, destituyentes, lacayos, felpudos, monárquicos, insanos, fieles e infieles es una pesadilla inmerecida.
Estamos más cerca de Lovecraft que de Moreno y Frondizi.
Si los límites de mi lenguaje son los de mi pensamiento -como sostiene el filósofo Wittgenstein- estamos en problemas.
Víctor Massuh pensaba que la desmesura impide acceder a la verdad.Tomás Eloy Martínez escribió que fue el libro y no la espada, lo que creó el país.
Hoy, estamos más cerca de Sun Tzu: ‘El arte de la guerra se basa en el engaño’.










