Un escritor boliviano llamado Ramón Rocha Monrroy alguna vez escribió que “los hijos como las empanadas se hacen de noche , en referencia al trabajo de quienes amasan bajo la luz de una lámpara el producto con el cual pretenden sostener sus ingresos y que, en muchas ocasiones, hasta sustenta el pan de toda una familia. Sin embargo, las consecuencias de la crisis económica mundial también pegaron en el negocio de las empanadas, un alimento, como el asado, típicamente argentino al punto que en los últimos diez años proliferaron las cadenas de retail exclusivamente dedicadas a su fabricación y comercialización.

Precisamente la marca pionera en este metier –Sólo Empanadas– no pudo sostener su negocio y solicitó ayer ante la Justicia la apertura de su concurso preventivo de acreedores. Se trata del segundo pedido concursal relacionado con esta firma ya que en marzo pasado había iniciado este camino Franquicias Argentinas, del mismo grupo y dedicada al desarrollo de las franquicias. En el caso de Sólo Empanadas, la solicitud se debió a una cesación de pagos y el trámite recayó ante el Juzgado Nº 10; secretaría Nº 19.

La empresa fue fundada en 1999, llego a tener más de 50 locales franquiciados y luego de la crisis de 2001 se convirtió en una salida laboral para muchos emprendedores que buscaron sobrevivir invirtiendo en locales de venta de empanadas o medialunas.

Junto a otras cadenas como El Noble Repulgue, Empanatta o Morita, se fue expandiendo en base a franquicias y gracias a que los números cerraban de manera positiva por un escenario económico postcrisis que favorecía el desarrollo de este tipo de formatos.

En los últimos tiempos esta tendencia se fue revirtiendo, muchos locales quedaron vacíos, la rentabilidad se redujo y la competencia de las marcas de barrio, con mejores precios y menos costos, fue ganando market share.

En el sector también se sostiene que la crisis de Sólo Empanadas tiene que ver con errores de gestión, aunque en la empresa no respondieron las consultas de El Cronista.