

Como si no pudiera pasar un solo día sin crearse un nuevo enemigo público, el presidente Néstor Kirchner vivió ayer una intensa jornada de idas y vueltas con respecto a su relación con la Iglesia Católica. “Hay algunos pastores de la Iglesia, de la que yo formo parte, que dicen estar preocupados por la pobreza, lo que refleja una enorme hipocresía, porque seguramente esos pastores ven por televisión esos casos de pobreza , dijo Kirchner por la mañana, durante la presentación del Banco Social de Tierras que administrará su hermana, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
Alertado por el revuelo que habían generado sus palabras, el primer mandatario ocupó la tarde, ya en Rosario, donde concurrió a un acto político, en aclarar que sus dichos no estaban dirigidos al conjunto de la institución eclesiástica. “Yo sólo hablé de un pastor , dijo Kirchner mientras entraba al rosarino Teatro El Círculo e intentaba librarse de la muchedumbre que se agolpaba para saludarlo.
Pese a que nunca lo nombró, las palabras del Presidente fueron leídas por todos los observadores como un ataque el obispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, quien durante el fin de semana había advertido que la cuestión social “se ha crispado excesivamente y nosotros notamos que el conflicto está saliéndose de madre . Kirchner se refirió a su blanco anónimo como “el fiador de un financista que estuvo preso , en referencia a Aguer, que se presentó como aval para la fianza del banquero platense Francisco Trusso.
El presidente Kirchner también continuó ayer con sus réplicas a quienes han pedido en los últimos días limitar la actividad piquetera: “Hay algunos sectores, que son los que conformaron el país concentrado y con tanta injusticia, que pretenden que los que reclaman se pongan violentos para justificar su acción , señaló. Kirchner se cuidó esta vez de no aludir ni siquiera indirectamente a una supuesta conspiración en su contra. Quizás ya preveía que el juez federal Juan José Galeano estaba a punto de enviarle, cosa que finalmente hizo, un cuestionario para que detalle o precise las acusaciones sobre un complot en su contra que funcionarios del Gobierno hicieron hace algunas semanas y sobre las que el fiscal Carlos Stornelli pidió una investigación.
Héctor Aguer no fue el único dirigente no oficialista atacado ayer por el Gobierno: también debió sufrir la ira gubernamental el ex presidente Raúl Alfonsín, que durante el fin de semana había pedido desde Madrid que se “actúe para establecer la defensa de la sociedad a través de la acción policial frente a las acciones piqueteras. El encargado de la respuesta fue Carlos Kunkel, subsecretario General de la Presidencia y habitual doberman ideológico del Gobierno: “Quiere ver sangre y represión en las calles argentinas. Más que preocupación, esos conceptos me dan pena , dijo Kunkel.










