Como decía Serrat: “harto ya de estar harto, ya me cansé . Carlos Menem se cansó del hartazgo que le generó la indiferencia que le dispensaron en los últimos tiempos aquellos a los que consideraba sus eventuales aliados, y los dejó “juntando orina en la tarde templada, del destemplado miércoles parlamentario.

En el entorno del ex presidente se la veían venir y alguno de sus integrantes no podían contener la risa que les causaba el revuelo que había generado el riojano con su deserción. Es que unos y otros reiteran que a Carlos lo ningunearon, que el trato que le daban algunos no era digno de ser recibido por un ex mandatario, y ponían como ejemplo a Reutemann, que dicen que ni siquiera lo saludaba cuando se lo cruzaba en el Congreso.

No busquen cosas raras sostuvo alguien muy allegado a Menem, si cuando tuvo que votar en la famosa 125, más allá de los aprietes y de las amenazas de que lo meterían preso el tipo dejo la clínica para ir a votar en contra del Gobierno, mirá si esta vez, con los K debilitados e imposibilitados de asegurarle algo en la justicia, se va a asociar a ellos. El que piensa eso no conoce a Menem, aseveran en su familia. El tipo se cansó de que no lo tengan en cuenta, de que lo consideren un viejo enfermo al que no le suena el teléfono y que vive en carne propia aquello de: es peor la indiferencia que el odio. Justo a él, que lo que más le gusta es tener protagonismo. Esto que hizo ahora es lo que más le gusta. Pasar de salir en los diarios por un romance menguante con una “ex vedettonga a volver a estar en la página de política de todos los diarios, de suplicar por un lugarcito en una comisión de segunda en el Senado a tener el rol determinante en la Cámara Alta. El hombre paso del dolor a la satisfacción de la revancha, me dice un allegado que agrega que el refrán de cabecera del ex presidente es “me siento en la vereda a ver pasar el cadáver de mi enemigo . Además los dejo pagando a todos, a algunos engreídos de la oposición, pero también a los kirchneristas que ahora dicen que le tienen un gran aprecio, pero se agarraban “los que te jedi cuando lo veían o lo llamaban el innombrable. Suena fuerte y retumba el monólogo telefónico de un incondicional del riojano que asegura que Menem podrá andar mal de la próstata o tener un temblor incipiente en su cuerpo, pero de la memoria anda perfecto y no se olvida que detesta a los Kirchner, quienes desde hace años no paran de atacarlo. Tampoco se olvida que no soporta más que la gente crea que es millonario, que en todo caso lo serán quienes lo estafaron a él, como le paso a Massera, y que le va a pasar a los que gobiernan ahora; que tampoco se banca ver tan poco a su hijo Máximo ya que la Chechu nunca se lo trae y que a él, por culpa de las causas que tiene abiertas en la justicia, se le hace casi imposible ir a Chile.

En la calle Echeverría, en Belgrano R, y en La Rioja están convencidos que con esta movida Menem volvió a la vida, y no es una metáfora, ya que no dejan de recordar que hace poco un blog, vaya a saber dictado por quién, inventó que había muerto y la noticia fue levantada ni más, ni menos, que por Wikipedia. Un abogado que supo trabajar para los Menem termina de saborear su “lágrima en jarrito y me dice, con una convicción próxima a la soberbia, quedate tranquilo que la próxima semana viene y vota con la oposición, eso sí, me acota, siempre y cuando no llueva, porque lo único que se dijo de cierto de él, por estas horas, es que con lluvia no se sube al avión, mucho más después de lo que le pasó a Carlitos. En fin, será cuestión de esperar y si no aparece, habrá que pedirle a Luisa Albinoni que lo busque detrás del arbolito.