

La empresa gasífera rusa Gazprom superó, en abril, a Microsoft para convertirse en la tercera compañía más valiosa del mundo. Este mes, la capitalización de mercado de China Mobile fue mayor a la de Vodafone y la firma brasileña Companhia Vale do Rio Doce (CVRD) hizo una oferta no solicitada por u$s 18.000 millones al contado para quedarse con la minera canadiense Inco.
Dado el auge de los denominados BRIC –Brasil, Rusia, India y China–, es posible que el próximo fenómeno económico que aterrorice a las grandes economías occidentales sea el de las megacorporaciones de los mercados emergentes.
Hasta ahora, esto refleja más la paranoia que los hechos. Sólo 15 de las 200 compañías más grandes del mundo por valor de mercado son de mercados emergentes, lo que equivale a 9% de la capitalización. Si bien la cifra es más alta que en 1996, cuando la representación se limitaba a 3%, la proporción que corresponde al mundo no desarrollado todavía equivale a la de Francia mientras Estados Unidos, con 83 empresas, da cuenta de 46% de la capitalización de mercado, aproximadamente lo mismo que en 1996. Pero la proporción correspondiente a Japón perdió más de la mitad.
Los países BRIC representan sólo una décima parte de la producción económica global a precios de mercado. Y sus megacorporaciones son, en su mayoría, empresas energéticas respaldadas por el Estado, como Petrochina, Rosneft y Petrobras. China tiene también dos bancos, una aseguradora y China Mobile, todas controladas por el Estado. Sólo las mexicanas América Móvil y Hutchison Whampoa pertenecen a magnates individuales.
Estas compañías quieren expandirse en el exterior a través de adquisiciones y, con una deuda neta equivalente a sólo 9% de la capitalización de mercado, se estima que pueden tener hasta u$s 300.000 millones para concretar su objetivo. Sin embargo, el control estatal impide la transformación auténtica, limita la emisión de nuevas acciones y ahuyenta a los vendedores, como ocurrió con la frustrada oferta de CNOOC por Unocal. El comportamiento predatorio de los gigantes de países emergentes se hará más común, pero es más probable que su creciente poder corporativo sea producto de la consolidación interna y las privatizaciones. Puede que un día el ferrocarril estatal de la India, con 1,5 millones de empleados, protagonice la mayor reestructuración de todos los tiempos.









