

En un reciente almuerzo organizado por Financial Times con consultores en gestión, uno de ellos presentó su “Test del cónyuge . Antes de presentar una propuesta a un potencial cliente, explicó el especialista, primero hay que pedirle a la propia pareja que la lea. Si él o ella encuentra que el documento no es claro, hay que reescribirlo.
Mayormente, no sale a la luz la influencia que tienen los cónyuges cuando nos dicen que nos estamos equivocando en el trabajo. Y eso es comprensible; la vida de casado es privada. Prácticamente en el único caso en la que alcanzamos a ver lo que un esposo o esposa aportó a la carrera de un alto ejecutivo es cuando el matrimonio se divorcia.
Los tribunales en general se concentran en lo que la esposa (generalmente es ella) hizo por mantener un hogar ameno y criar a los hijos, liberando a su marido para que se concentren en su tareas laborales.
A menudo se espera que la pareja no avance más allá de brindar apoyo emocional. Colette Young, fundadora de ExecuMatel, que asesora a cónyuges de ejecutivos, aconseja también abstenerse. “Como esposa, uno no puede pedir a su compañero que se aleje de la BlackBerry. Uno debe saber que parte de esa vida es que ellos están disponibles 24 hs 7 días de la semana, contó una vez Young, cuyo esposo Larry Young es CEO de Dr Pepper Snapple –la compañía de bebidas– a Associated Press.
¿Deberían los cónyuges avanzar más allá? En general, no es muy efectivo hacer una declaración pública de devoción al jefe. La defensa en público que en 2002 hizo Linda Lay de su esposo Ken, el ex CEO de Enron –lo llamó un “ser humano moral y contó que ellos también habían perdido millones de dólares– fue considerada como un desastre de las relaciones públicas.
Ser la pareja del ejecutivo debe ser más que eso. ¿Quién mejor para quejarse de los colegas de gabinete y los votantes desagradecidos, o sobre los miembros del directorio? ¿Quién mejor para aconsejar no enviar un e-mail agresivo que uno está a punto de mandar?
Un reciente libro (desautorizado) sobre su matrimonio cuenta que Michelle Obama recomendó a su marido no elegir a Hillary Clinton como compañera de fórmula para las elecciones presidenciales y que insistió en usar el eslogan de campaña “Sí, podemos sería un éxito.










