

Hace dos meses, el presidente Néstor Kirchner y varios de sus funcionarios denunciaron la existencia de un complot opositor con el objetivo de desestabilizar la gestión oficial. Más allá del revuelo que causaron sus declaraciones, el episodio terminó con el Gobierno chocando contra la Justicia: los jueces federales Jorge Urso y Norberto Oyarbide quisieron investigar las denuncias, lo que provocó la retracción presidencial. El lunes, Kirchner hizo una impresionante revelación a los principales directivos de la AMIA y del Comité Judío Americano y, otra vez, después de la intervención de un juez federal (en este caso, Claudio Bonadío) debió dar marcha atrás. En ambas ocasiones, el rédito político buscado por Kirchner se convirtió en un boomerang: no sólo no lo consiguió, sino que además llevó a los tribunales federales –un gremio con el que no tiene buena relación, al que acusó de menemista y al que quiere fusionar con los otros 82 juzgados porteños– cuestiones que en un principio sólo parecían políticas.
Bonadío, que investiga las irregularidades en la causa del atentado, citó ayer al titular de la AMIA, Abraham Kaul, para que declare como testigo y aclare el supuesto “malentendido , según el cual Kirchner les anunció el lunes el hallazgo de 46 casetes con conversaciones supuestamente valiosas, para aclarar, al día siguiente, que sólo se trataba de remitos, y que las cintas continúan desaparecidas. El magistrado también quiere que aporte la lista de 34 dirigentes de la comunidad judía que lo acompañaban en la visita a la Casa Rosada.
Brecha
Mientras tanto, la brecha entre la dirigencia judía y el Gobierno continúa lejos de cerrarse. Ayer por la mañana, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, insistió en que se trató de “un error de interpretación de un hombre que lo entendió sanamente . Kaul, por su parte, mantuvo el silencio al que se llamó después de que fuera contradecido por el presidente. Antes, había ratificado que Kirchner habló de casetes y no de recibos. El director del Comité Judío Americano de los Estados Unidos, Jacobo Kovadloff, quien también participó en la reunión con el jefe del Estado, confirmó que Kirchner se había referido literalmente a casetes, al menos según la traducción oficial. Para Claudio Lifschitz, colaborador del ex juez de la causa, Juan José Galeano, Kirchner fue víctima de “una interna entre la SIDE y la Policía Federal y recordó que los casetes fueron “destruidos o reciclados hace muchos años.
Una de las pocas voces de la dirigencia judía que criticaron abiertamente al Gobierno fue la de Laura Ginsberg, viuda de una de las 85 víctimas del atentado y titular de la agrupación APEMIA (que fundó luego de abandonar Memoria Activa). “El presidente quiere mostrar algún avance de su gobierno exhibiendo remitos viejos. Al mismo tiempo, continúan sin aparecer los archivos secretos de la SIDE que el mismo gobierno se comprometió a abrir. Es allí donde se oculta toda la verdad del ataque , dijo.
Curiosamente, mientras tanto, el ex comisario de la Policía Federal Carlos Castañeda será sometido a juicio oral a partir del 6 de octubre próximo por supuesta “destrucción de pruebas , proceso que específicamente investiga la desaparición de los casetes aludidos por el Gobierno.










