

“Nadie cree en lo que dice el vocero oficial ... pero todos confían en una fuente anónima . La famosa frase de Ron Nessen grafica como pocas las complejas relaciones entre la prensa y el poder gubernamental. Y está respaldada por la autoridad de la experiencia: tras ser corresponsal de la NBC News en Washington, Nessen asumió en 1974 como Secretario de Prensa del presidente de los Estados Unidos Gerald Ford.
La creciente incidencia de los medios de comunicación en la sociedad contemporánea, evidenciada desde principios del siglo XX, ha acentuado la necesidad de los gobernantes de utilizar estos instrumentos para comunicarse con los ciudadanos. Así también emergió la figura del vocero presidencial, encargado de articular el vínculo tenso y a la vez necesario entre su jefe y los periodistas.
“Por su naturaleza, se trata de una relación necesariamente tensa, lo que no supone confrontación, ni disputa. Requiere respeto por las reglas de juego y demanda que el vocero proporcione información veraz; que oriente lealmente y que antes que improvisar o formular conjeturas personales o apreciaciones muy subjetivas sobre una cuestión, problema o criterio del dirigente en cuyo nombre habla, diga sinceramente que no puede opinar sobre eso , asegura José Ignacio López, que fue portavoz del fallecido presidente Raúl Alfonsín durante todo su mandato.
Siendo un personaje clave para la difusión de las acciones y medidas adoptadas por el jefe de Estado, la persona que cumple la función de vocero debe reunir ciertas cualidades que construyen, además, su credibilidad: “Mucha confianza del Presidente, capacidad de trabajo en equipo, capacidad de análisis político y de diálogo con los medios, paciencia, no enojarse nunca , sintetiza Eduardo Amadeo, vocero de la primera etapa del gobierno de Eduardo Duhalde.
Su sucesor en el cargo, Luis Verdi, afirma que “el vocero es, precisamente, una extensión de la palabra presidencial y sus características son aquellas que mejor se prestan para expresar el pensamiento y el discurso del Presidente. En mi caso, un trabajo y una amistad de muchos años con Eduardo Duhalde me daban la confianza de saber que a través de mi tarea se expresaba la voz oficial del gobierno nacional .
Portavoz del ex mandatario radical Fernando de la Rúa en el tramo final de su gestión, Juan Pablo Baylac destaca que, además de expresar ante la prensa las ideas y opiniones del Presidente, el funcionario debe desplegar las acciones tendientes a “abrirle espacio mediático al mandatario. Por su parte, Humberto Toledo, que ofició de vocero del primer gobierno de Carlos Menem, remarca la importancia de tener un conocimiento cultural, profesional y político “del máximo nivel posible .
“Debe llegarse con una razonable experiencia en los medios de comunicación de tal manera de acreditar respeto ante la prensa en general. La función requiere, además, un buen nivel de idiomas -inglés como mínimo- debido a la permanente atención que reclama la prensa extranjera, además de la preparación de los viajes presidenciales donde el vocero cumple una actividad destacada , agrega Toledo.
La trastienda
Fuera del micrófono, en la trastienda del trabajo cotidiano, el portavoz presidencial también tiene un rol importante en la toma de decisiones advirtiendo las repercusiones (favorables o desfavorables) que pueden tener en las relaciones públicas las políticas a adoptar. “Como era vocero del gobierno, debía conversar tanto con el presidente como con los ministros y muy temprano armar mi agenda con los temas que iba a desarrollar en la comunicación. Al final del día, hacíamos un relevamiento de toda la información de la jornada y la analizábamos para armar lo que íbamos a comunicar al otro día , detalla Baylac.
También Amadeo definía con Duhalde y los miembros del Gabinete los temas relevantes a comunicar y, según destaca, tuvo “una relación privilegiada con el entonces ministro de Economía Jorge Remes Lenicov, puesto que trabajaron juntos en la estrategia de negociación de la deuda pública. Verdi, por su parte, también trabajaba junto con el ex presidente peronista en la redacción de sus mensajes y discursos fundamentales: “Mi formación es periodística y literaria, sin embargo, en aquellos días difíciles los conocimientos de la semiología me ayudaron a comprender de qué manera debían fluir los mensajes del gobierno para que tuvieran efectos sobre una sociedad convulsionada , recuerda.
Toledo precisa que su rutina laboral incluía tener informado “minuto a minuto a Menem sobre los acontecimientos nacionales e internacionales, atender al periodismo “en todo momento con prioridad absoluta sobre cuestiones administrativas que hacen también a la función , y, si el tiempo del poder lo permitía, trasladar al presidente los llamados telefónicos de periodistas que consultaban al cierre de las ediciones. Y López destaca que si pudo cumplir su tarea cotidiana “con respeto por la libertad y el trabajo del periodismo, fue precisamente porque así lo facilitó el talante personal y político del presidente Alfonsín .
Días conflictivos
Los vaivenes de la vida política, social y económica del país en el último cuarto de siglo, tras la recuperación de la democracia, han constituido un desafío para los encargados de comunicar el pensamiento del presidente de turno y tratar de revertir una caída de la imagen del gobierno que pudiera profundizar aún más la crisis.
En los casi seis años de gestión de Alfonsín hubo momentos muy críticos que pusieron bajo amenaza la continuidad del gobierno constitucional, como los alzamientos carapintadas; el sangriento ataque contra el cuartel de La Tablada, un duro enfrentamiento con el sindicalismo peronista, que organizó 13 paros, y la hiperinflación del final.
También el ex presidente Menem tuvo que lidiar con graves problemas económicos y sociales, especialmente al comienzo de su gestión, alzamientos militares y el sangriento atentado contra la sede de la AMIA, entre otros muchos acontecimientos: “No recuerdo momentos fáciles en mi época , afirma Toledo.
Baylac fue el vocero de De la Rúa en el último semestre de su gobierno: “Todos esos meses fueron complejos. El espacio mediático estaba muy achicado para el Presidente, no tenía posibilidades de expresarse con total libertad, había un juego de fuerzas con los medios muy fuerte porque, naturalmente, eran momentos difíciles y la palabra del presidente era requerida permanentemente. Además, algunos periodistas eran muy críticos con el gobierno , rememora.
El gobierno de transición que ejerció Duhalde durante poco más de un año enfrentó los coletazos de la grave crisis de fines de 2001. “Sin duda los tres primeros meses fueron los más difíciles, cuando teníamos infinitos frentes abiertos y ninguna credibilidad en la sociedad, en un marco de violencia latente, y tampoco en el frente internacional, que era igualmente importante para nosotros. Pero logramos superarlo con un mensaje coherente, mucho diálogo social y la ayuda de la rápida recuperación de la economía. Sin embargo, no olvidaré lo difícil que fue al principio trabajar en un ambiente de casi total aislamiento político , relata Amadeo, su primer vocero.
También Verdi, portavoz de Duhalde en la segunda etapa de gestión, recuerda la “situación semianárquica que se vivía entonces y el fuerte reclamo social de “Que se vayan todos y “Trabajo ya y remarca: “En ese estado de caos continuo era difícil comunicar. El Estado no existía. El gobierno era fruto de un acuerdo de una de las instituciones de peor imagen: el Congreso. Los políticos eran atacados en las calles, ‘caceroleados’ en los espacios públicos. ¿Cómo ser un emisor válido de mensajes en tales circunstancias? .
“La dificultad cuando el emisor está desgastado o no es creíble es hacerle entender al político exactamente eso, que nadie le cree. En el caso de Duhalde, él compartía nuestro punto de vista y jugó el juego que debía jugar , concluye. z we










