

Ayer, el sector frigorífico local estaba sorprendido. Es que, sin aviso, la familia Perez Companc desenfundó entre 50 y 70 millones de dólares, cruzó los Andes y se compró el segundo frigorífico de Chile: O’Higgins, o Friosa.
En general, en todas partes, los frigoríficos valen menos por sus instalaciones que por los negocios que tienen, sobre todo por los efectivos, pero también por los posibles. En tal sentido, la ventaja del país trasandino es que tiene el status de libre de aftosa sin vacunación, gracias a la barrera natural de la Cordillera, que lo aísla de ese mal que no afecta la salud humana, pero sí la de los rodeos.
Gracias a esa categoría, Chile puede, por ejemplo, exportar carne bovina con hueso a Israel, y obtener por cada tonelada el mismo precio que la Argentina consigue enviándola sin hueso. O entrar con carne fresca a los mercados que mejor pagan, como Japón, Canadá y Estados Unidos. Incluso, cuando los animales que dan origen a esa carne son de un nivel muy inferior a los que integran los rodeos argentinos.
Tan es así, que al país vecino le resulta más conveniente exportar casi la totalidad de la carne que produce, y abastecer su mercado interno con lo que trae de los países vecinos, como la Argentina, Brasil y Paraguay, con variaciones dependiendo de en cuál rebrota la aftosa.
En el caso de Friosa, según fuentes del sector (ya que voceros del grupo dijeron ayer que no había nadie disponible para completar la información, aunque tampoco la desmintieron), se trata de un frigorífico primordialmente exportador de carne y productos porcinos, mientras que destina la carne bovina sobre todo a su pequeño mercado interno. El frigorífico le fue comprado a las familias Trucco, Vildósola y Campodónico, y por el lado de Perez Companc habrían negociado los ejecutivos Martín Ink y Alfredo Confalonieri, de acuerdo con el Diario Financiero de Chile.
Segùn ese medio, Friosa es el segundo frigorífico porcino de ese país, detrás de Agrosuper. Y también el segundo grupo cárnico de mercado trasandino, detrás de Lo Valledor, de AASA.
“Seguramente, Perez Companc va a agregarle a su nueva adquisición la tecnología con que cuenta en la Argentina , le dijeron fuentes del sector al Diario Fianciero, y agregaron que el objetivo de los dueños de Molinos “es ocupar la infraestructura, las credenciales y el prestigio de Friosa como plataforma para la exportación, ya que el mercado interno (chileno) para ellos es pequeño . En otras palabras, el grupo aprovecharía los tratados de libre comercio y los mercados abiertos del país vecino. Según el Servicio Agrícola y Ganadero del Ministerio de Agricultura chileno, Friosa está habilitado para faenar cerdos con destino a Japón, Hong Kong, Corea del Sur, Canadá, México, Sudáfrica y la Unión Europea, además de Rusia, Cuba, Ecuador, Colombia y la Argentina. A Perú puede mandar productos elaborados de cerdo (así como a Canadá, Japón, la UE y Ecuador), y en Cuba también está habilitado para despachar carne bovina.
En Uruguay también
Algo que no se sabe es bajo qué razón social se produjo la operación. Pese a que le vendieron PeCom a Petrobras en 2002, en la mayor venta de una empresa local a manos extranjeras en muchos años, los Perez Companc se quedaron con sus activos ligados a los agroalimentos: Molinos, más cercana al consumidor final, y la agropecuaria Goyaike. A través de ésta, la familia tiene en el país ganado bovino, aunque aquí no ingresó en la fase industrial de la carne.
Sí lo hizo en Uruguay, donde además de bastante hacienda tiene el 50% del frigorífico San Jacinto, el cuarto exportador del país vecino. El caso de la Banda Oriental es similar al chileno: un mercado interno pequeño, mayor facilidad para controlar los temas sanitarios y una fuerte orientación a la exportación, con mercados quisquillosos habilitados, como Canadá y Estados Unidos.










