

La imposición de la cuota de pantalla y continuidad, que obliga a los dueños de las salas de cine a estrenar determinada cantidad de títulos argentinos por año y a mantenerlos cuando alcanzan una cantidad mínima de espectadores, no sirvió para que las producciones nacionales tuvieran su rédito en la taquilla. Desde que se sancionó la norma, sólo cuatro películas lograron superar las 100.000 entradas vendidas, una marca mínima para establecer que una película alcanzó cierto éxito. Se trata de Patoruzito, Peligrosa Obsesión, Erreway: 4 caminos y El Perro.
En ninguno de los casos se puede atribuir el éxito a la resolución del INCAA. Patoruzito, que superó los dos millones de espectadores, contaba con distribución de Disney y se estrenó en más de 100 salas. Peligrosa Obsesión, con Pablo Echarri y Mariano Martínez, que tenía el aparato publicitario de Telefé y distribución de Disney, alcanzó los 700.000 tickets vendidos. En el caso de Erreway, se trata de una producción de RGB, con mucho espacio para avisos en televisión. La película llegó a los 290.000 espectadores. Por último, El perro, de Carlos Sorín, superó las 120.000 entradas. Con distribución de Fox, la película alcanzó casi la misma repercusión que el film anterior de Sorín, Historias Mínimas.
La Cámara Argentina de Exhibidoras Multipantallas (CAEM), conformada por Village, Hoyts y Cinemark, cumplió con la disposición de dar un estreno por trimestre en cada una de sus salas. Así, desde julio a esta parte, se estrenaron otras 16 producciones nacionales, aparte de las nombradas. Salvo Familia Rodante y Deuda, que lograron insertarse entre las 10 más vistas en su primer semana de exhibición, el resto de la producción tuvo pobres resultados en la taquilla. Títulos como Dolores de casada, Conversaciones con Mamá, Un mundo menos peor, Palermo Hollywood, El cielito, Próxima estación o Chiche Bombón, no llegaron a juntar ni siquiera 15.000 espectadores.
Un caso aparte es el de Buena Vida Delivery. Los defensores de la película hicieron circular distintas versiones a través de Internet. Una decía que “los cines Hoyts de Abasto y Cinemark de Palermo decidieron estrenarla en salas más grandes de lo previsto, con el objeto de que no alcanzara un mínimo de espectadores . También acusaron al cine General Paz (Belgrano), de levantar la película aunque llegó al mínimo.











