Del cajón de los recuerdos a la góndola de Coto. La Vascongada, marca láctea sinónimo de calidad durante décadas, regresa al mercado a casi tres años de haber sido comprada por la empresa Servicios Portuarios. La compañía bonaerense que opera las terminales de San Nicolás, Villa Constitución y Rosario había adquirido el derecho al nombre a mediados de mayo de 2003, en la cuarta licitación de la marca, tras su segunda quiebra, en 1998.

La etiqueta vuelve al ruedo a través del dulce de leche en envase de vidrio, un segmento premium que concentra entre el 3% y el 5% de las 100.000 toneladas que se hacen al año del más mentado invento argentino. Se puede encontrar en dos tamaños: 450 gramos (con un precio sugerido de $ 4,89) y 850 gramos, a $ 8,99.

Servicios Portuarios tercerizó su producción en dos plantas que producen a façon en Villa María (Córdoba). En una primera etapa, colocarán unas 10.000 unidades mensuales en un radio limitado: los establecimientos de Coto y –próximamente– Wal-Mart emplazados en los barrios de mayor poder adquisitivo de la Capital Federal. Pablo Menardi, gerente de Marca de la empresa, espera, sin embargo, robarle mercado a La Salamandra y San Ignacio, que con 30% y 20% respectivamente, lideran el segmento. Actualmente, el resto de la torta se reparte entre etiquetas de supermercados, Poncho Negro, SanCor y otras 10 o 12 firmas.

El objetivo de pelear la punta es ambicioso, si se tiene en cuenta que la compañía portuaria hizo un desembolso mínimo (unos 100.000 pesos) en el lanzamiento y que la inversión más fuerte fue la compra de la marca en 2003, al precio base de $ 788.000. Para cumplir con los proyectos en gateras y explotar el resto de las marcas asociadas a La Vascongada (unas 115) la firma busca en el exterior socios que aporten capital. Entre las iniciativas está la de recuperar el concepto de “lechería , locales similares a las cafeterías que estaban regados por distintas zonas del microcentro porteño y servían para posicionarla la insignia.

“Debido a que el sector es cíclico y el grupo que compró la marca no es del rubro, se prefirió como opción menos riesgosa ir entrando a través de la tercerización , explica Menardi, un ingeniero en Alimentos villamariense que por su edad (30 años) y por ser nacido en el interior (donde la marca era menos fuerte) reconstruyó la historia del producto por referencias.

El paso siguiente será el lanzamiento del envase económico de plástico. Apoyo financiero mediante, seguirían los helados, que podrían salir en dos versiones: en tarro, para venta en locales propios o franquiciados y los denominados “impulsivos , para quioscos, que podrían usar otras marcas que están a su disposición, como La Vacherie, Batitú o Pistón.

Estas últimas estaban bajo el paraguas de La Vascongada que –junto a Sandy y Vascolet– era una de las principales marcas de la empresa de igual nombre, que se fue a la quiebra en la década del 80. La sucedió Productos La Vascongada, que tuvo el mismo derrotero en 1998.