Fue el festín de los dorados ‘90. Emisiones locales y extranjeras, ADN y project finance se multiplicaban, mientras los abogados dedicados a mercados de capitales se convertían en las estrellas indiscutidas de los grandes estudios, muchos de los cuales llegaron a serlo gracias a la cantidad de operaciones en las que participaron. Los road shows presentando los productos a los inversores extranjeros permitieron a muchos abogados recorrer y conocer muchos países, así como desarrollar vínculos con las grandes firmas americanas e inglesas. Fueron años en los que el dominio del inglés o un LL.M en una Law Schooll americana cotizaban mucho más que el conocimiento del Código Civil o las cuestiones procesales.

El abrupto final de la fiesta, a fines del 2001, y el posterior default de la Nación, así como la contracción de la economía mundial a raíz de los acontecimientos del 11 de septiembre, provocaron que, a mediados del 2002, hubiera una gran cantidad de mano de obra desocupada, que ni siquiera encontraba consuelo mirando los tombstones de las épocas de gloria, que adornaban sus bibliotecas.

Pero como todo lo bueno, lo malo también termina. Y hace ya un par de años que el mercado de capitales local se ha reactivado. Claro que sin alcanzar las dimensiones de la década anterior, ni ocupar la cantidad de abogados o estudios que se dedicaban a esta especialidad. Aunque muchos ex especialistas en la materia hoy, con nostalgia, patean tribunales contestando amparos o demandas laborales, otros tienen un importante flujo de trabajo y mantienen equipos altamente sofisticados.

Entre ellos, Pagbam y M & M Bomchil cuentan con un nutrido grupo de abogados que dedica sus días a asesorar empresas en esas cuestiones. Lo mismo sucede en Negri & Teijeiro o en estudios más jóvenes, tipo boutiques, como Fortunati & Lucero, Paolantonio & Legón y González & Ferrado Mila.

Sin embargo, tal vez la vedette de ésta práctica sea hoy Bruchou, Fernández Madero, Lombardi & Mitrani, firma que nació hace 17 años justamente como una boutique de mercado de capitales. “Aunque en la actualidad somos una firma full service con fuerte presencia en las áreas corporativa y laboral, mercado de capitales sigue siendo un área muy importante para nosotros , informa su socio Roberto Lizondo. Por eso, el sector está a cargo de siete socios y 35 asociados.

Otro destacado es el tradicional estudio O’Farrell, pues su expertise en la materia no se vio afectado por las escisiones que sufrió en los últimos años. Desde 1993 cuenta con un departamento exclusivo, liderado por Carlos Oteiza e integrado por un flamante socio y otros cinco abogados. “Es un trabajo de equipo y complementación con distintas áreas, dependiendo del tipo de negocios que haga el cliente que hace la emisión de mercado de capitales , comenta Oteiza.

Claro que el mega estudio Marval, O’Farrell & Mairal no queda afuera del área. Del total de 52 socios que conforman la firma, 15 integran el departamento de Banking y Mercado de Capitales, junto a un grupo de 50 asociados. “Representamos a todo tipo de participantes del mercado, tanto emisores como underwriters y fiduciarios, lo cual nos permite contar con asesores especializados en las necesidades de cada uno de estos players , manifiesta uno de los socios a cargo, Juan Antonio Gallo.

Con un número de integrantes menor, pero con una trayectoria de 15 años en la materia, Cárdenas, Di Cio, Romero & Tarsitano tiene una estructura conformada por 8 abogados, entre ellos dos socios. “Claro que a la hora de brindar asesoramiento a clientes, se suman especialistas en impuestos y en corporate , destaca uno de los socios a cargo, Fernando Gorbea.

Coinciden todos los consultados en que los inquietantes vaivenes que tiene la economía de nuestro país afecta particularmente a este tipo de práctica. Y que, tanto en las buenas como en las malas, la especialidad requiere un alto grado e flexibilidad y adaptación a los cambios. Así, cuando en los 90 la actividad tomó gran impulso, no tenían descanso asesorando a las empresas privatizadas que debían cumplir con los compromisos de inversión contenidos en los pliegos, incluyendo la negociación del acceso a financiación mediante colocación de equity en el exterior, por medio de programas de ADRs. Y, tras la debacle del 2001, el tema pasó por el asesoramiento en reestructuraciones de deuda, que requerían una ingeniería jurídica y financiera muy compleja.

En la actualidad, con casi todas las reestructuraciones cerradas, comienza una nueva etapa. La actividad proviene de nuevas inversiones genuinas, aunque la situación no es la misma que diez años atrás, pues debido a una reglamentación dictada por la Comisión Nacional de Valores (CNV), los procesos son ahora mucho más complicados. Lo que algunos abogados agradecen porque les permite facturar más horas y otros deploran, porque les obliga a estudiar y analizar otra vez situaciones que ya manejaban con fluidez (ver recuadro).

Además, la última crisis fue fulminante para muchos de los instrumentos utilizados hasta ese momento y no todos pudieron salir triunfantes de ella. Así, los papeles a corto plazo o el fideicomiso de activo único, muy usuales en los 90’, hoy no se utilizan.

Sin embargo, uno de los instrumentos que pasó airosamente la crisis fue el fideicomiso financiero. En este sentido, los especialistas distinguen tres tipos. El primero, de consumo, es un gran medio de financiación aunque los montos que se manejan son relativamente bajos (varían entre los $4 y $5 millones). Este tipo de fideicomiso no implica mucha elaboración legal ya que está muy estandarizado. Para Gorbea, este es el tipo de operación más frecuente al día de hoy.

En segundo lugar, el fideicomiso de estructuración, bastante más complicado y en virtud del cual se pone un tipo de producto dentro del fideicomiso, dándole características propias para financiar algún tipo de proyecto. Por último, el fideicomiso de infraestructura, que se utiliza básicamente para financiar los proyectos de infraestructura que necesita el país. “De esta última clase, aún no hay ninguno público, aunque hay mucho movimiento, y se viene con mucha fuerza en un futuro más o menos cercano , aclara Lizondo.

Para muchos, por esta figura, en cualquiera de sus tipos, pasará buena parte del trabajo del sector en los próximos años. En cierta medida la crisis lo fortaleció y por eso tuvo un crecimiento tanto en volumen como en complejidad, sin precedentes. “Superó pruebas en cuanto a su seguridad jurídica, como fue el reconocimiento de la validez de las cesiones fiduciarias efectuadas, sin fraude a los acreedores, previas a casos de concursos o quiebras , explica Gorbea.

Es un instrumento de fácil estandarización, gran capacidad de adaptación a los diversos negocios y ofrece interesantes ventajas impositivas. A eso, el socio de Marval, O’Farrell & Mairal Ricardo Beller agrega: “Es un punto muy importante para los inversores el hecho que es una figura que respeta el carácter de patrimonio de afectación de los bienes fideicomitidos, sin permitir que los acreedores de los fiduciantes se cobren de los mismos .

Con relación al futuro, los especialistas están confiados en que será promisorio. Los bancos de inversión son bastante optimistas. Hay un interesante aumento de la demanda local, lo cual es bueno ya que el papel se diversifica más a nivel local. Ello, sumado al crecimiento del fideicomiso y a su mercado local, que cada vez es más importante. Las Obligaciones Negociables seguirán utilizándose bastante, ya que tienen mucha difusión y dan beneficios impositivos importantes. “Sin olvidar que además de las emisiones de acciones, sujetas siempre a las condiciones del mercado, hay también operaciones de bonos de deuda , destaca Oteiza. Y Lizondo agrega que aunque por el momento solo han podido emitir quienes tiene mayor visibilidad en el mercado, como las petroleras, se nota una apertura a nuevos mercados, ya que ahora países de Asia salen en busca de papeles argentinos, lo cual aumenta la certidumbre de un futuro positivo.

En cambio Beller es más cauteloso en su apreciación. Para él, las perspectivas de crecimiento de la actividad lo serán en la medida que continúe el crecimiento económico y se mantengan reglas estables de juego y seguridad jurídica. Y demás está decir que esos extremos no podemos asegurarlos en Argentina. De la misma teoría, Gorbea observa que la colocación de deuda o equity a niveles parecidos a los de los 90 tardará en volver más que nada por una cuestión de confianza. “Y por la competencia de otras economías emergentes o de inversiones más seguras, como se ha visto recientemente con la incidencia de las subas de tasas en Estados Unidos , recuerda.

Y con relación a la expectativa de que se realicen cada vez más operaciones de emisión de acciones, las opiniones están divididas. Lizondo ve un futuro luminoso en tal sentido. Para él, la emisión efectuada por el banco Macro fue el puntapié para que muchos otros bancos locales y del exterior comiencen a analizar la posibilidad de una emisión. “Lo que falta es un poquito de gimnasia, después de tantos años de parate , confiesa. En cambio, Gorbea sostiene que financiarse mediante la colocación de acciones significa abrir el capital al público inversor y aceptar normas de gobierno corporativo más transparentes que no todo el mundo está dispuesto a aceptar. Y señala que se ha observado una notoria reducción del número de sociedades que cotizan, con la consiguiente reducción del peso de las Bolsas y mercados locales cuando se las compara con las del exterior. “Y no se advierte que a corto plazo esa tendencia se vaya a revertir de modo sustancial , sentencia.

Por último, Gallo considera que hay expectativas de que aumente la cantidad de emisiones de acciones, así como el resto de la actividad de mercado de capitales. “No nos consta que aumente el porcentaje de emisiones de acciones comparado con otros tipos de financiamiento , concluye.