

Florencia Braga Menéndez, Directora de la Galería Braga Menéndez.
BM:¿Qué es lo que hace que muramos de amor por el arte? ¿Qué crees que nos fascina de ese desborde enloquecido?
EG: El artista es dueño de esa libertad que no se parece a ninguna otra. Eso es lo que enamora de un artista: vive la libertad, no la declama. El verdadero artista no tiene conciencia del ridículo. Un artista está siempre sin red. No se le pasa por la cabeza esa vulgaridad de pensar cómo quedaran las cosas que dice o hace. Siempre he creído que cuando elegís una profesión tenés que llevarla a cabo con la máxima calidad posible. Sólo así el objeto quedará claro, no sólo para el autor sino para los destinatarios de este trabajo.
FBM: ¿O sea que vos sentís que el trabajo artístico tiene un destino, un sentido, una utilidad?
EG: La obra tiene que ser un aporte para crear conciencia dirigida a lo bello. Estamos en un mundo donde la ausencia de belleza es cada vez mayor. Y en general, en los espacios donde el arte debería manifestarse, lo que se presenta no contrasta decididamente con el resto, sino que de algún modo se confunde con el contexto.
FBM: Estoy de acuerdo. Ese juego perverso en el que muchos actúan “heroicamente estar denunciando fealdades pareciera ser la mejor forma de no denunciar, son meta-denuncias, impotencia. Se juega a hacer política pero finalmente no se hace ni belleza ni cambio social ninguno. Ese juego del arte como “espacio de resolución de otras prácticas complejas harta más por mentiroso que por aburrido. Entender el arte es amar el arte, y eso no es tan fácil como tener dinero para pagarse los cursos. Tener capacidades interpretativas te reclama ser más libre y gozoso que burócrata y tedioso.
EG: Evidentemente los directivos de los centros de exposiciones tienen una confusión. Y el error es grave.
FBM: Romero Brest siempre decía “se puede ser estúpido pero no tan estúpido , en referencia a esa dificultad que tienen algunos para hacer justicia con el genio perfecto del artista. ¿Por qué creés que, de manera tan creciente, el mundo de las instituciones es tan injusto con el arte?
EG: La gente se pierde de grandes cosas porque estamos filtrados por digitadores ignorantes que restringen por incapacidad. Lo más genial que tiene el hecho artístico es la diversidad. Cada artista toca una zona diferente, te masajea una parte distinta del cuerpo. El arte está para mostrar una salida que tenga calidad de vida, que construya, ya que queda muy poco por destruir. Ya es hora que el artista de vanguardia tome conciencia de la necesidad de diferenciarse y de ofrecer alternativas para construir una vida mejor.
FBM: ¿Sentís que aportás diferencia, calidad de vida?
EG: Como artista he logrado filtrar arte en todo lo que hago, ya sea el diseño, la pintura, la escultura, las escenografías para cine y teatro, la arquitectura. Cada área ha sido tratada con cuidado, delicadeza que sólo ocurre cuando amás lo que hacés.
FBM: Lo genial es cuando un ojo amigo reconoce y entiende. ¿Creés que tu obra se comprende de igual manera dentro que fuera del país?
EG: Mis afiches han sido publicados en Estados Unidos, Alemania, Suiza, Japón, Italia Francia, Polonia. Mis obras están en museos nacionales, americanos y europeos. En arquitectura, fui seleccionado por el MOMA de Nueva York para intervenir en la muestra Transformaciones en arquitectura moderna. También se han publicado mis casas en Japón, Francia, Alemania, España e Italia.
FBM: Es fantástico cómo la arquitectura puede asimilar la poética arquitectónica neta de un artista sin celos mezquinos.
EG: Los verdaderos artistas son los que tienen la claridad para resolver todas las cosas que tienen que ver con estar vivos. Yo hice casas maravillosas, muebles, joyas, escenografías... Todo lo que he hecho ha sido mi obra artística. Siempre fue arte. Siempre hice arte.
FBM: Laurie Anderson se irritaba cuando le cuestionaban su heteroproducción. El artista es un ser potente.
EG: No todos, claro, pueden de la misma manera. Pero pensá en Miguel ngel, que podía aplicar a cualquier problema su claridad de resolución y con un éxito extraordinario. Vos le pedís a un artista que te organice una fiesta, ¿y te cabe alguna duda de que va a ser genial? Esa idiotez atómica de que si pintás no podés hacer una mesa, jamás la creí. Es minimizar la capacidad del artista. No es que no le de la capacidad al artista, es al juez al que no le da la cabeza para darse cuenta.
FBM: Sos muy vital y entusiasta. ¿Trabajás sin descanso?
EG: Estoy preparando una muestra de obras bocetadas en los ‘60 y ‘70 que nunca realicé. Este proyecto me tiene entusiasmado porque soy de los que se exponen para provocar arte. No creo en ninguna cosa que me prive de hacer lo que se me da la gana, porque si un artista no es libre no es nada. Viviendo en arte tu horizonte se amplía de una manera extraordinaria.
*Conversaciones entre el artista plástico Edgardo Giménez y la galerista Florencia Braga Menéndez










