Los activos argentinos cerraron el jueves con una dinámica mixta: los Globales mostraron una leve estabilidad al alza, los Bonares volvieron a quedar rezagados y las acciones, tanto en Buenos Aires como en Wall Street, cedieron a la corrección, en un mercado que opera sin un catalizador claro y a la espera de señales sobre reservas y reformas.
Los Globales cerraron el jueves con una rueda tranquila y en terreno apenas positivo. Las subas fueron moderadas, pero generalizadas: el GD29 avanzó 0,1%, el GD30 ganó 0,2% y el GD35 también sumó 0,2%, mientras que el GD38 apenas cedió 0,5%.
En conjunto, la curva bajo ley Nueva York volvió a mostrar estabilidad, con precios sostenidos y rendimientos anclados en la zona de 8,5% a 10,4% por ciento. El riesgo país en tanto quedó cerca de los 640 puntos tras subir desde las 636 unidades.
Los Bonares, en cambio, volvieron a quedar rezagados. El AL30, el AL35 y el AL38 cerraron en rojo, con bajas de entre 0,1% y 0,2%. La excepción fue el AL29, que rebotó 1,2% después de varias ruedas en retroceso, aunque sin revertir la foto de debilidad relativa que arrastra toda la semana.
ADR y acciones
En Wall Street, la tendencia también fue negativa para las acciones que cotizan en esa plaza y cayeron más de cuatro por ciento. Lideró la baja Central Puerto, Edenor y Loma Negra.
El S&P Merval en dólares cayó, pero no perdió los u$s 2000. El índice bursátil local recortó 0,2% a 3.124.071,00 puntos, mientras que su contraparte en dólares lo hizo en el mismo porcentaje. Impactó la baja del dólar CCL. Las acciones que más sufrieron fueron: Edenor, Grupo Financiero Galicia y Sociedad Comercial del Plata.
Un mercado en busca del próximo catalizador
Un denominador común circuló este jueves en la City: la falta de disparadores para el mercado argentino. Adcap escribió en su informe de estrategia que, el mercado sigue en busca su próximo catalizador, “pero no aparece ninguno a la vista”.
Para la sociedad de bolsa, los inversores esperan definiciones concretas sobre una eventual recompra de deuda, un posible repo, un nuevo tramo de activación del swap con el Tesoro de EE.UU., o alguna combinación de estas herramientas.
Adcap recuerda que al mismo tiempo, el mercado reclama más claridad sobre cómo planea el Gobierno acumular reservas. " (Luis) Caputo ratificó públicamente ese objetivo, pero su implementación continúa postergada", dice el broker.
Desde Adcap sostienen que el resultado electoral terminó por opacar los fundamentos macroeconómicos en el corto plazo. “Un ejemplo evidente es el nivel de reservas netas: hoy rondan los –u$s 15.000 millones, más de u$s 10.000 millones por debajo de la meta de fin de año del programa EFF 2025. Aun así, la reacción del mercado ha sido mínima”, concluyó.
Por su parte, Criteria escribió también este jueves describió un mercado local de menor volatilidad, sostenido por la estacionalidad de diciembre tras las elecciones y los flujos del blanqueo, “pero aún sin un catalizador claro para impulsar una nueva suba”.
Para el broker, el mercado descuenta que “ni la respuesta monetaria ni la cambiaria llegarán de momento al ritmo deseado”. Planteó que sin una modificación en la política de ambos frentes, la posibilidad del Banco Central de generar compras de reservas “luce limitada”.
Aun así, aseguró Criteria, diciembre se perfila como la ventana natural para observar demanda genuina de pesos, impulsada por su elevada estacionalidad. “A su vez, las colocaciones de crédito corporativo y bonos sub-soberanos realizadas en noviembre deberían contribuir a reforzar esa dinámica”.
Reservas, reformas y riesgo país: las trabas que frenan el envión final
Gustavo Gardey, cofundador de Bull Road Investments, explicó a El Cronista que hoy el mercado no está dispuesto a “pagar por ver”: quiere ver primero para después pagar. Y lo que necesita ver son dos cosas. “La primera es acumulación de reservas, clave para bajar el riesgo país y dejar atrás la dependencia del “roll over” permanente de deuda”.
Para Gardey, aunque 2026 aparece relativamente despejado, 2027 vuelve a ser un año electoral y traerá otro nivel de complejidad; por eso, sostiene, todos los problemas deberían resolverse durante el próximo año.
“El segundo punto son las reformas laboral, previsional e impositiva. Si el Gobierno, aun siendo una nueva minoría, logra avanzar en el Congreso y convertirlas en ley, el mercado lo celebraría porque, aunque no generen dinero directo, sí mejoran la economía de forma indirecta y permitirían una compresión del riesgo país”, advirtió.
Según Gardey, ahí aparece la tensión central del mercado: el Gobierno quiere esperar a que baje el riesgo país para comprar dólares a un tipo de cambio más conveniente. Pero, al mismo tiempo, si no compra dólares, la baja del tipo de cambio no se materializa. La salida “fácil” para que esa secuencia se ordene es, justamente, la aprobación de reformas que despejen el panorama. El problema es que, como nunca se logró algo similar en las últimas décadas, el mercado asigna probabilidades muy divididas a ese escenario. Es casi un 50/50, advirtió.
“Por eso reina la parálisis: nadie vende, pero nadie compra. No hay jugadores nuevos entrando con capital fuerte. Cada baja es vista como oportunidad de compra marginal, pero no hay ventas masivas ni toma de ganancias por miedo a un desplome”, aseguró el experto.
Gardey aseveró quen todavía queda espacio para que el riesgo país comprima, lo que implica recorrido alcista tanto para soberanos como para acciones. “Pero el punto clave es binario: si hay reformas, estamos en pisos; si no hay reformas, estamos en zona de venta. Ese dilema explica por qué acciones y bonos suben, pero luego corrigen: falta el envión final”, opinó.
Gardey también recuerda que el Gobierno prometió levantar el cepo el 1° de enero de 2026. Una desregulación cambiaria que habilite compras de reservas dentro del mercado oficial —y no solo vía Senebi— sería otro driver importante, ya que eliminaría el riesgo de perder reservas contra el techo de la banda cambiaria, hoy un punto sensible porque el tipo de cambio está más cerca del techo que del piso.
“Aunque hubo días recientes con aumento de reservas brutas, el mercado necesita señales concretas: quiere hechos, no promesas. Las expectativas son positivas, pero no alcanzan como motor”, deslizó Gardey. El riesgo político sigue alto y la probabilidad de que las reformas no avancen sigue estando muy presente en los precios, concluyó.