

Pese a las diferencias entre gradualismo y shock que parecen imprimir los candidatos presidenciales, la calificadora Moodys espera cambios graduales por parte de cualquiera de los presidentes que asuma el 10 de diciembre. En tanto, prevé que también evitará una devaluación como la realizada en enero de 2014 por el efectos sobre los precios.
Así lo describió Gabriel Torres, vicepresidente de Análisis de Riesgo, en la 12va. Conferencia Anual de Moodys, quien explicó que para mejorar la calificación soberana, hoy desdoblada y con perspectiva negativa, bastaría con que el próximo gobierno diera señales de querer resolver el conflicto con los holdouts y que paso a paso intente normalizar la macroeconomía.
"Nuestro escenario base es de cambios graduales, no importa quién gane las elecciones", dijo Torres, quien cree posible que un próximo gobierno tome medidas correctivas. Dado el atraso cambiario, Torres previó que el ritmo de devaluación aumente desde el 10% actual porque el tipo de cambio está atrasado respecto de la inflación, pero que "cualquiera sea el gobierno que tome el poder no repetirá la devaluación de enero de 2014".
"El próximo gobierno heredará una situación difícil", agregó Torres, y consideró importante la forma en que reaccione el ganador antes de que asuma y las señales que dé al mercado. Y recordó que "la calificación es tan baja que es fácil de subir". La señal de intentar resolver el conflicto con los holdouts puede quitar la perspectiva negativa de la calificación para pasarla a positiva. En tanto, cerrar el litigio permitiría unificar la calificación soberana en la más alta. "No vamos a esperar a que esté resuelto el 100% del problema. Si aumenta la probabilidad, actuaremos acorde", dijo Torres.
En tanto, previó que la normalización de la macroeconomía se irá realizando en el mediano plazo, lo que incluye un levantamiento gradual del cepo cambiario. "Resolver con los holdouts y normalizar la macroeconomía permitiría a Argentina que se compare con países unos cuantos escalones por encima", dijo Torres.
Y la aplicación de políticas públicas previsibles, a mediano y largo plazo, es lo que necesita el país para llegar al grado de inversión. "Esperaría que ciertos cambios de decisiones de políticas pueden abrir la puerta a un cambio de calificación", dijo.
Herencia
Por lo pronto, el próximo gobierno deberá lidiar con que las "reservas están exageradas", según dijo Torres. Debido al conflicto con los holdouts, el país no tiene acceso al fondeo internacional y los pagos externos dependen de las reservas limitadas, por lo que la economía está sujeta a shocks externos. "Si se paga la deuda en efectivo, la crisis es grande", dijo.
En tanto, el analista subrayó la falta de credibilidad de las políticas públicas del país, además del bajo crecimiento económico y el empeoramiento de la situación fiscal. "Un gobierno que no reporta el déficit fiscal y lo enmascara lleva a falta de credibilidad y es parte del desafío del próximo gobierno", dijo Torres.
Hoy la calificación soberana argentina es especulativa con perspectiva negativa. El nivel Caa1 es el puesto 17 de 21. La ventaja del país es que la deuda del sector privado respecto del PBI es del 10%, de las más bajas entre los países latinoamericanos, dijo.
También está desdoblada, porque la deuda en default está calificada en Caa2 -indica una pérdida del 20% del valor presente neto de los bonos en default-, en el puesto 18, producto del conflicto con los holdouts. "Es una decisión política de Argentina que se puede revertir", dijo Torres.













