

Fredrik Erixon es un economista y escritor sueco, director del Centro Europeo de Política Económica Internacional (ECIPE) con sede en Bruselas, uno de los think tanks más prestigiosos de Europa. A principios de año publicó un informe sumamente crítico hacia el Gobierno en el que analizó la expropiación de YPF, el cual expuso hace una semana en la sede de la Comisión Europea en España. Su trabajo se titula Un año después de la expropiación tramposa de YPF: El camino de Argentina a la ruina.
El ex asesor del gobierno británico, educado en Cambridge y en la London School of Economics advirtió convencido que el país está sumido en una crisis cambiaria y que la economía se está deteriorando. En este sentido, aseguró que la percepción de Europa es que el país está regresando a su pasado de altos índices de inflación y que la Argentina no recibirá inversores extranjeros hasta tanto no resuelva su conflicto con Repsol.
¿Cómo evalúa el estado actual de la economía en Argentina?
La economía argentina se está deteriorando. La recuperación se agotó y el abanico de regulaciones en el mercado cambiario y en el escenario de la economía real, combinado con una tasa de inflación que escala rápidamente, forzará a la Argentina a contraerse. El Gobierno está en conflicto con inversores extranjeros de sectores clave que evalúan con cautela invertir en un país con políticas impredecibles y una economía débil.
¿Cómo lo percibe Europa?
Creo que muchos en Europa ven a la economía argentina como una lógica consecuencia de las acciones hostiles del Gobierno en contra de las fuerzas productivas del país y los inversores externos. Esto no es física nuclear. La regla más básica de la economía te diría que si se manipula la economía como lo hace el Gobierno, obtendrás malos resultados. En suma, la percepción de Europa es que Argentina está regresando a su pasado de alta inflación.
¿Cuál es su visión sobre las políticas cambiarias del Gobierno?
Este tipo de políticas están causando una gran distorsión en la economía. Las restricciones externas deben terminar y el Banco Central debe limitar la emisión monetaria que echa combustible a la inflación y que destruye el mercado de dinero. La inflación y las operaciones del mercado negro son altamente angustiantes para la gente en Argentina. El Gobierno necesita resolver los problemas de dinero y tipo de cambio, pero la actual política sólo contribuye a empeorar el estado actual de la economía.
¿Cree que estamos acercándonos a una crisis monetaria?
Creo que Argentina ya está sumida en una crisis monetaria que puede ser aún peor. El hecho de que exista un gran mercado negro quiere decir que el mercado normal de cambios fue desactivado y que la gente dejó de creer en el valor del peso y en las autoridades. En mi libro, esto ya es una crisis cambiaria.
Hace poco publicó un informe muy crítico al cumplirse un año de la expropiación de YPF. ¿Cuáles fueron las implicancias de esta decisión para el país?
La principal desventaja de esta decisión es que YPF no encontrará un socio internacional para invertir en las nuevas reservas de shale gas. Esta fue una confiscación tramposa que envió olas de shock a la comunidad energética. Las otras compañías que hablaban de asociarse con Repsol en la exploración y producción de Vaca Muerta perdieron interés porque los riesgos políticos son demasiado altos. Y esto era muy predecible. Si el Gobierno roba activos del mayor inversor extranjero del país, otros tendrán temor acerca de lo que pueden sufrir los inversores más pequeños.
¿Cree que el Gobierno podrá revertir esta situación?
Ahora hay un gran obstáculo que se interpone en el camino del Gobierno y es la ausencia de un acuerdo apropiado con Repsol. Si el Gobierno se rehúsa a pagar lo que tomó, no recibirá otras inversiones. No existe otra forma de salida que negociar con Repsol. Si esto no sucede, no se obtendrá el suficiente dinero para activar rápidamente la producción en Vaca Muerta. El Gobierno aseguró que necesitaba tomar control sobre YPF porque los dueños anteriores convirtieron a la Argentina, que antes era exportador superavitario, en un país importador de energía. Pero esto fue peor. Argentina no necesita importar mucho más que en 2011 o 2012.













