

El respiro que dio el cumplimiento formal de las metas de reservas del segundo trimestre acordadas con el FMI y el rollover de la licitación del Tesoro del martes 28 no dio lugar para festejos prolongados.
Pocas horas después se precipitó la crisis política en torno de la conducción económica, con la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. Hubo un esfuerzo mayúsculo para obtener un oxígeno que probablemente se haya consumido en estas horas.
Sí quedó la experiencia de la movida política para lograr esos objetivos. Y también quedó un cambio en la posición de los bancos respecto de las necesidades del Tesoro: ya no están dispuestos a aumentar su exposición en el llamado "riesgo Tesoro".
De hecho, la exposición del sistema financiero a deuda el Tesoro viene cayendo sostenidamente desde el pico de marzo, según Ecolatina.

Si bien el Ministerio de Economía informó en la semana que obtuvo una tasa de rollover del 109% en junio, con un financiamiento extra de $ 23.230 millones, desde Facimex Valores calculan que, dada la intervención de entes públicos, "el verdadero rollover privado del mes tiene un piso del 43% y un techo del 66%".
En ese contexto, no sorprende que vigilen con especial atención toda medida o maniobra que pueda forzar o al menos inducir a que los inversores privados se posicionen en bonos del Tesoro.
Una de las medidas que llamó la atención en ese sentido fue la que tomó el Banco Central para, según comunicó, "simplificar el régimen de efectivo mínimo". Pero la comunicación A7536 emitida el jueves terminó reflejando que, más que un reordenamiento, se trataba de una reducción de los encajes sobre los plazos fijos en pesos desde el 1° de octubre.
La medida, explican desde el equipo económico del Gobierno, hará también que algunos encajes suban, por lo que al final del proceso el régimen de efectivo mínimo cambiará tan solo en un punto. Lo que se busca, apuntan, es tener mejor lectura de la liquidez del sistema.

La lupa en la regulación
Los analistas, en cambio, marcan que el BCRA introdujo tres cambios clave. En primer lugar, la reducción de entre 7 y 8 puntos porcentuales de los encajes sobre depósitos a plazo, judiciales y otros con entidades públicas. En segundo, que se podrá usar más el Bote 27, un bono del Tesoro, pero menos Leliq para encajes sobre los depósitos a plazo fijo. Y por último, que se podrán usar Leliq y títulos del Tesoro para encajes sobre depósitos a la vista.
"¿Qué impacto podemos esperar? En el neto, puede que la demanda de Leliq se mantenga igual, pero abre la puerta a que aumente la demanda de títulos del Tesoro por parte del sistema financiero a partir del 1° de octubre", analizó Joaquín Pastor, economista de P&L advisors.
La sospecha generalizada es que el objetivo final de la medida es liberar pesos de los bancos para que vayan a financiar al Tesoro. No es la única decisión que habría tomado la semana pasada el BCRA en ese sentido. Desde el sector también apuntan un prorrateo de Leliq en las últimas dos licitaciones.
Hasta fin de año vencen $ 3,5 billones de pesos en deuda en moneda local. Pero si se contempla hasta marzo de 2023 son casi $ 5,8 billones en vencimientos.
BÚSQUEDA DE CANALIZAR PESOS Al Tesoro
"El Gobierno, vía el BCRA, viene intentando que los bancos desarmen Leliq para tomar deuda del Tesoro y de esta forma mejorar su rollover y compartir la carga del cuasi-fiscal. Recientemente reflejó esta intensión al subir por primera vez la tasa mínima de los plazos fijos más que la de las Leliq y efectuando prorrateos en las subastas", marcó Ecolatina en su informe.
"No obstante, sigue encontrando dificultades en esta empresa: desde abril la proporción de deuda del Tesoro en los activos de los bancos viene achicándose en favor de una mayor porción de pasivos remunerados", subrayó el trabajo.
Solo en junio los pasivos remunerados del BCRA crecieron 19,2% apuntalados por la necesidad de esterilizar parte de los pesos emitidos para contener la corrida contra los bonos CER, mientras que en el año el avance es del 40%. En ambos casos, por encima de la inflación.
El stock de pasivos remunerados del BCRA cerró el primer semestre del año en $ 6,72 billones, un billón más que los niveles que se observaban cuando comenzó junio.
"El Banco Central nunca defaulteó su deuda, mientras que el Tesoro lo hizo casi siempre", resumió con suma nitidez un importante banquero de la City porteña.













