A los precios de cierre, el GD30, uno de los papeles en dólares emblemáticos del país, volvió a ofrecer un rendimiento cercano al 30% anual hasta su vencimiento. Esa alta promesa de retorno es reflejo del alto riesgo que se le asigna a esta inversión y el temor que existe en la plaza sobre la capacidad de pago en los próximos años.
Las dudas del mercado pasan por lo que suceda con quien sea electo presidente en las elecciones del año próximo, con una pesada carga en lo que a deuda pública se refiere. La decisión del Ministerio de Economía ayer de disponer un diferimiento de los pagos de las deudas con el Club de París hasta el 30 de septiembre de 2024, son u$s 2450 millones, complica aún más a la próxima administración en lo financiero.
La distancia entre rendimientos, y riesgo por ende, de la Argentina con otros países emergentes es sideral. Brasil, con un bono similar al GD30, ofrece rendimiento de 5,5% anual, que baja a 4,4% para los papeles de Perú y 4% para los de Chile.
Para Franco Tealdi, asset manager y próximo Magister en Finanzas de la Udesa, "si bien el mercado casi descuenta una reestructuración de estos bonos, es interesante afinar la calculadora y empezar contabilizar current yield, el rendimiento corriente, es decir cuánto inciden los cupones a cobrar sobre el precio de los papeles". Agrega el financista que "cobrar un buen flujo de cupones sobre estos precios deprimidos asegura encarar una reestructuración en valores de entrada muy bajos".
El acuerdo con el FMI no sirvió en lo que respecta a brindar mayor certidumbre. Sólo alejó la posibilidad de default con el organismo y, como con el Club de París, el pago de la deuda en su totalidad se pasó para próximos gobiernos.
La suerte de los bonos argentinos está atada en menor medida a lo que suceda con el resto de los emergentes y a las decisiones de la Reserva Federal (Fed). "Respecto a los emergentes, si bien cada país tiene su situación particular, en términos generales no me inclinaría a apostar al alza puesto que recién comienza el ciclo de suba de tasas por parte de la Fed" señaló Tealdi a El Cronista.
"La apuesta sería a los de corta duración y créditos con buen perfil cuyos países se vean fortalecidos por el boom de los commodities y muestren buenos números en su cuenta corriente. Brasil sería, en este sentido, una buena apuesta a jugar con rendimientos mayores al 5,5%" concluyó.
Existen muy pocas posibilidades que en lo que resta de la gestión de Alberto Fernández el riesgo país pueda mostrar un acercamiento al de los otros países de la región. Los números fiscales se deterioran y crece la herencia negativa que recibirá el próximo gobierno.
A diferencia de lo que sucedió en la previa de las elecciones del 2015 cuando el kirchnerismo abandonaba el poder, en esta ocasión pareciera que la decisión de inversores es más prudente: ver para creer en Argentina.