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El último LatAm Fund Manager Survey del Bank of America (BofA) sostiene que la región opera en modo “risk-on” y que, dentro de ese movimiento, la Argentina emerge como la historia de cambio más potente.

La encuesta del gigante de Wall Street —respondida por 32 gestores con u$s 89.000 millones bajo administración— muestra un salto contundente en la percepción sobre los activos locales: el 59% espera subas en los próximos seis meses, contra el 43% del mes anterior. Es el mayor nivel de optimismo desde que BofA releva mensualmente el sentimiento inversor.

El informe es explícito al atribuir este giro a las elecciones legislativas, que los gestores interpretaron como un rediseño del riesgo político y una validación del programa económico.

Y, en un contexto donde las carteras regionales reducen liquidez, aceleran la toma de riesgo y rotan hacia estrategias de crecimiento, la Argentina parece que deja de ser una apuesta especulativa y pasa a integrar al set táctico de “trades” relevantes dentro de América Latina.

Apetito por el riesgo

La encuesta refleja que el apetito por riesgo viene en alza: el efectivo promedio en cartera cae a 4,7%, su nivel más bajo desde febrero y por debajo del promedio histórico de 5,4 por ciento.

A la vez, el porcentaje de inversores con riesgo por encima de sus niveles normales supera el promedio de largo plazo, con un neto de +28% en toma de riesgo.

La estrategia preferida vuelve a ser “growth”, que desplaza al sesgo defensivo de “alta calidad” que había dominado el mes anterior. Y los sectores más sobreponderados son el financiero y el de consumo discrecional, lo que encaja con la tesis de recuperación cíclica.

La región, según el BofA

Dentro de esta ola regional, Brasil permanece como el ancla del optimismo. Ningún gestor ve al Ibovespa por debajo de 150.000 puntos en 2026 y la mitad espera que supere los 170.000, un salto notable respecto del mes pasado.

El rally brasileño, según los encuestados, está explicado mayormente por factores globales, dólar más barato, tasas más bajas en EE.UU. y flujos hacia emergentes, más que por mejoras domésticas.

Para 2025, la mayoría proyecta un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) entre 2% y 3%, y para 2026 un ritmo moderado de 1% a dos por ciento. A fin de ese año esperan una Selic en 13,25% o menos y un real en torno a 5,18, lo que reafirma la lectura de un escenario internacional más benigno.

México, en cambio, se perfila como la posición más estable, sin sobresaltos. Ningún participante anticipa un resultado negativo en la revisión del USMCA de 2026 y predominan las lecturas neutrales o levemente positivas.

En los mercados andinos, Chile y la Argentina se posicionan como los favoritos, mientras que el principal riesgo de cola para el país vecino es el precio del cobre. Perú y Colombia quedan relegados, condicionados por su dependencia directa del ciclo de materias primas.

Con este telón de fondo, la lectura sobre la Argentina destaca por contraste. No solo por el salto en el optimismo, sino porque se da en un momento donde la región en su conjunto atraviesa un ciclo expansivo de apetito por riesgo.

La mejora en la percepción externa llega justo cuando los activos argentinos (bonos y acciones) ya venían en recuperación tras la compresión del riesgo país por el rally de renta fija.

Si la señal del panel adelanta flujos, como suele ocurrir, la Argentina podría consolidarse en los próximos meses como una de las apuestas más dinámicas del universo emergente, apoyada en una narrativa que combina estabilización macro, validación política y un contexto global que vuelve a mirar a Latinoamérica con mayor disposición a pagar múltiplos más altos.