

Mucho se puede hablar de control del "riesgo sistémico", de fin del "too big to fail" (demasiado grande para caer), de que las reglamentaciones financieras ahora son más estrictas, pero para los contribuyentes, comprobar que algunos vicios del sistema bancario aún gozan de buena salud debe ser bastante desalentador.
El más reciente es uno que ya se percibía a través de ciertos casos aislados, pero por lo que plantea el último informe de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) está más extendido que lo que se imaginaba. Se trata de la práctica de miles de ejecutivos del sector (15.000 para ser más precisos), quienes decidieron "gambetear" las reglas en vigencia y no respetar la recomendación respecto del techo fijado para sus remuneraciones variables.
De hecho, el informe del organismo europeo muestra que todos estos banqueros duplicaron el nivel tope de sus bonus, lo que según las nuevas reglas no debería superar el total de sus remuneraciones fijas (salvo que tuvieran la autorización de sus accionistas). A pesar de ello, muchas entidades financieras decidieron esquivar los límites recomendados otorgando primas a sus empleados de mayor rango, que según la EBA serían remuneraciones variables encubiertas.
El informe denuncia que estos pagos por prestaciones se agregarían a los sueldos para hacer un efecto palanca sobre los bonus, lo que sigue siendo la medida del mercado para retener o atraer a los mejores profesionales. La autoridad de control considera que estas primas ofrecidas para evitar aumentar las remuneraciones fijas no tienen nada de predeterminadas ni de transparentes. Por lo que los bancos no tendrían derecho a utilizar esta figura salarial. Casi como los plus por desarraigo que cobran los legisladores argentinos (¿qué escala variable debería contemplarse para un diplomático, en ese caso?).
Los vicios del sistema
En realidad, no debería sorprender este tipo de prácticas entre los ejecutivos del sector, puesto que son muy empleadas desde hace muchos años. Como se ha dicho, el monto variable ofrecido por un banco es un "anzuelo" para capturar a los mejores profesionales, quienes en definitiva son los que pueden impulsar las ganancias corporativas de la entidad, dentro de un mercado muy competitivo.
Para varios analistas, el origen de esta carrera por los bonus está en la liberalización del sector financiero que se dio durante la década de 2000 (muchos responsabilizan por ese relajamiento reglamentario a la gestión de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal) y que fue el caldo de cultivo para generar la espiral de salarios que hubo entre los ejecutivos bancarios. En un período durante el cual los directivos financieros tenían un claro incentivo para impulsar las ganancias de sus firmas a cualquier precio, porque sus remuneraciones estaban directamente correlacionadas con ese incremento en las ganancias corporativas, los desmanejos que se llegaron a dar fueron tales que terminaron desembocando en la crisis subprime.
Los conflictos de intereses estuvieron a la orden del día con tal de ganar más: desde ofrecer hipotecas a personas que jamás iban a poder pagarlas, productos financieros complejos en los que estaban escondidos activos subyacentes de baja calidad que, tarde o temprano, iban a dejar de tener valor, hasta connivencia con las agencias calificadoras para que no develaran los activos tóxicos escondidos que se vendían a inversores incautos, quienes a su vez no se querían quedar afuera del boom de esos años.
Luego, ante la marea de indignación que estalló con la debacle financiera, el gobierno de EE.UU. tuvo que enfrentar la situación (también era responsable por no haber controlado correctamente al sector bancario) y aprobar reglamentaciones mucho más severas, como la ley Dodd-Frank, que buscó impulsar el control de las remuneraciones variables.
Sin embargo, el problema aparece nuevamente tras superar la crisis financiera: la memoria de los damnificados es corta y ahora que la economía estadounidense vuelve a crecer, los ejecutivos bancarios aprovechan para impulsar nuevos esquemas de remuneraciones variables crecientes. Y lo mismo se puede decir del mercado europeo, que a pesar de no haberse recuperado del todo, también ha demostrado una gran capacidad de resiliencia en materia de ingresos de altos ejecutivos financieros.
Hecha la ley
¿Cómo lograron los banqueros duplicarse los bonus? Porque la reglamentación que fijaba su tope dejó entreabierta una puerta para esquivarlo, en la medida en que los accionistas autorizaran que se duplicara ese techo. De esta manera, según la EBA, la mitad del patrimonio bancario europeo está en manos de ejecutivos que se lograron duplicarse los bonus. Si se mide por país, las diferencias son notables: un 28% en Alemania, contra un 64% en Francia y un 77% en el Reino Unido (De un total de 24.000 ejecutivos con la capacidad de acceder a este beneficio, son 15.000 los que lograron perforar el techo fijado por la ley. Según el informe, "en el Reino Unido, donde se observó el uso más frecuente de estas prácticas, las autoridades van a asegurarse que las políticas de remuneraciones reflejen los criterios desarrollados por la EBA".
Sin embargo, lo que es peor aún es que esta regla sólo se aplica para las entidades cuyos activos superan los 10.000 millones de euros (en el mercado británico, el piso es de 21.000 millones de euros); para las demás, no hay límite en el tope a pagar en materia de bonus. Lo que lleva uno a preguntarse que si esto no es riesgo sistémico, el riesgo sistémico dónde está.













