El mercado argentino atravesó en los últimos años una revaluación meteórica. La capitalización bursátil total de las compañías que cotizan tanto en la plaza de Buenos Aires, como en la de Nueva York pasó de u$s 28.110 millones antes de la llegada de Javier Milei a u$s 67.708 millones en la actualidad.
El equity local agregó unos u$s 39.598 millones. Un salto del 140,87% que reconfigura jerarquías corporativas, anticipa expectativas de inversión y expone hacia dónde fluye el nuevo apetito por riesgo argentino. Los datos se desprenden de un estudio de Cocos Capital.
El rally no fue homogéneo: fue quirúrgico. Dos sectores se quedaron con la mayor parte del re-rating: bancos y energía.
Galicia multiplicó casi que por cinco su valor. Paso de u$s 1809 millones a u$s 8690 millones; y Macro, con una suba del 334,8%, se convirtió en uno de los grandes ganadores del ciclo. Supervielle, tradicionalmente una mid-cap, avanzó un 438,8% y se consolidó como la sorpresa del panel.
El segundo gran bloque fue el energético, con YPF como la gran empresa del año. La petrolera estatal pasó de u$s 4022 millones a u$s 15.661 millones de marketcap, un salto de u$s 11.639 millones que, por sí solo, representa casi el 30% de toda la riqueza nueva creada en el equity argentino.
El mercado descuenta un triángulo virtuoso: desregulación, eficiencia operativa y expansión exportadora desde Vaca Muerta. Pampa (+161%), Transportadora de Gas del Sur (TGS) (+183%) y Transportadora de Gas del Norte (TGN) (+230%) dan forma a un movimiento que confirma que el pricing del país ya no se apoya en consumo interno sino en infraestructura, tarifas y potencial de balanza energética.
Pero no todo voló. La contracara del rally estuvo en los industriales, que quedaron al margen de la fiesta. Ternium Argentina (TXAR) perdió un 38,5% de su valor en dólares — tras pasar de u$s 4164 millones a u$s 2562 millones— y Aluar retrocedió 24,4%, las dos únicas empresas de peso con variación negativa.
El castigo responde sobre todo a factores globales: acero y aluminio en baja, márgenes comprimidos y sensibilidad limitada al shock de normalización local.
Sin embargo, el rezago también abre la puerta a un trade táctico: con bancos y energía ya revalorizados, los industriales pueden transformarse en el próximo vector de rotación, eso sí, si la actividad repunta.
Así quedó el mapa corporativo
La reconfiguración del mapa corporativo también es relevante. YPF se consolidó como la empresa más valiosa del país por escándalo. Galicia y Macro escalaron posiciones al punto de quedar entre las cinco firmas de mayor capitalización, mientras BYMA (+191%) y Loma Negra (+114%) replicaron el impulso por mayor volumen operado y expectativas de recuperación de la construcción.
La pregunta que queda de fondo es si este nivel de market cap llegó para quedarse. Con riesgo país en compresión, tasas reales que convergen a ser positivas y un esquema cambiario más previsible, el mercado ya puso precio a un escenario de estabilización prolongada.
Tobias Sanchez, portfolio manager de Cocos, explicó en declaraciones es a El Cronista que, la suba del marketcap del equity argentino responde principalmente a un cambio profundo en las expectativas macroeconómicas, que el Gobierno logró validar con “hechos/deliveris”.
Sanchez analiza que, la inflación comenzó a bajar de manera sostenida, el tipo de cambio se mantuvo relativamente estable, se cumplieron los compromisos de deuda y la economía volvió a crecer fuerte.
Para el experto, esa estabilización redujo el riesgo país y, por ende, el costo de capital exigido a las empresas, lo que impulso sus valuaciones.
Sin embargo, también recuerda que las elecciones legislativas de octubre “metieron incertidumbre por el riesgo de un eventual retorno del fantasma del kirchnerismo, lo que llevó a una fuerte corrección, en algunas empresas cercano al 50% en dólares desde los máximos de enero, al ponerse en duda la continuidad del programa económico”.
Para Sanchez, con el resultado electoral despejando el camino por lo menos hasta las presidenciales y con un Gobierno más afianzado en el Congreso, “retorno la confianza nuevamente”.
Y agrega que, “el riesgo país se comprimió fuerte y el mercado retomó el apetito por compañías locales, lo que permite que las valuaciones reflejen otra vez los fundamentos de un escenario macro que, al menos por ahora, muestra señales de mejora”.
Piedad Ortiz, economista y MBA en Finanzas, coincide on Sanchez en que la tendencia ascendente del equity argentino se inscribe en un ciclo virtuoso después de años de desinversión, impulsado por la estabilización macro y el retorno del capital a los sectores más castigados.
No obstante, Ortiz advierte que este patrón no es completamente nuevo: algo similar ocurrió en 2017, cuando un contexto de entusiasmo reformista y revalorización de activos también llevó a una fuerte expansión de la capitalización bursátil antes de desinflarse con el cambio del ciclo.
La estratega explica que, el aumento en el equity nacional no se constituye en un evento aislado, “sino que refleja la combinación de factores macroeconómicos internos, reformas estructurales e impulso externo que permitió que los activos argentinos recuperaran confianza en los mercados”.
Para Ortiz, esta aceleración está sustentada en los programas de estabilización macro y en la baja de inflación, que mostró descensos en el IPC desde niveles de 211% anual en 2023 hasta aproximadamente 29% anual este año, “gracias al recorte del gasto público que también permitió lograr superávits primarios sostenidos”, comenta.
Actualmente, el riesgo país también goza de una compresión, desde niveles promedio de 2209 puntos en 2023 hasta los cerca de 600 pb actuales. “Esto ayuda a que las empresas locales luzcan más atractivas, ya que sus balances en dólares se fortalecen sin la erosión causada por la inflación. Los incrementos más fuertes están en el segmento de energía y finanzas, que capturan aproximadamente el 70% del incremento total”, comenta Ortiz.
Para la experta, la tendencia observada está impulsada por un ciclo virtuoso en el que las empresas lideran el volumen de inversiones tras años de desinversión, sobre todo en energía.
“Otro de los elementos que sustenta esta suba es el apoyo internacional del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de EE.UU. para la sostenibilidad del modelo, donde el driver esperado es, no solo la liberación completa del tipo de cambio a mediano plazo, sino también “la mayor generación de dólares por exportación y el incremento de inversiones provenientes de capitales extranjeros”.
En esa línea, dice Ortiz, incluso podría incrementarse el nivel actual si la Argentina no solo logra cambiar su clasificación de standalone a frontera y luego a emergente, sino también si se completa el ciclo de inversiones del RIGI y se mantiene la continuidad del contexto de apoyos externos.
No obstante, la estratega señala que si bien es importante remarcar este gran avance en la profundización del mercado, tampoco hay que olvidar que en el pasado también se han observado altos niveles de capitalización.
“Un ejemplo es 2017, cuando la capitalización llegó hasta u$s 108.740 millones (a valor de hoy, de acuerdo con datos del Banco Mundial y de la Federación Mundial de Bolsas). En el balance de BYMA de ese año se contabilizó una capitalización del mercado total de empresas listadas por u$s 368.353 millones, destacándose la puesta en marcha de Bolsas y Mercados Argentinos y la integración de mercados.
A partir de ahora, la continuidad del rally dependerá de una variable más tradicional: el earnings power. Después del re-rating, llega el momento en que las empresas tienen que entregar resultados que validen su nueva valuación. El equity argentino no está barato: parece caro si falla, pero barato si el programa económico logra sostenerse.