
Las operaciones que hacen los bancos con dinero propio no son como la pornografía. Aunque en ambas actividades los participantes pueden llegar a perder la camisa, ahí termina la similitud.
Pero Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos que fue el inspirador de la prohibición que próximamente se impondrá sobre esas operaciones, piensa diferente. Ha dicho reiteradamente en el Congreso de su país que identificarlas puede ser tan simple que podría aplicarse la famosa frase de un juez de la Corte Suprema de EE.UU. sobre la pornografía: La reconozco cuando la veo.
Sin embargo, los reguladores bancarios han llegado, correctamente, a la conclusión de que este enfoque intuitivo no funcionará a la hora de redactar la norma que prohibe a las entidades realizar operaciones por cuenta propia, que ahora se conoce con el nombre de Norma Volcker, y que entrará en vigencia en julio del año próximo. En cambio, han presentado una red compleja de cálculos.
A los bancos no les gusta mucho lidiar con una norma que no ha sido bien definida, pero tampoco disfrutan con la perspectiva de enfrentar una compleja red de pruebas. Como consecuencia, el nuevo grito de guerra de las entidades es que todo esto perjudicará la liquidez.
El problema es que, incluso con la serie de herramientas propuestas por los reguladores, sigue siendo difícil distinguir entre la prohibida compraventa de valores por cuenta propia de los bancos, que está a punto de ser prohibida, y el market making, como se denomina a permitida la compraventa por cuenta de los clientes. Si se empieza a interferir con esto último, realmente se corre riesgo de que las operaciones de los inversores institucionales se vuelva menos líquidas y más costosas.
Evidentemente, son muchas las manos que participaron en las propuestas de normas, lo que refleja los distintos puntos de vista de los reguladores bancarios que han participado.
El texto contiene 1.346 signos de interrogación, lo que es ridículo. Se supone que esto se debe a que se pide al público que haga comentarios, pero en gran medida reflejan desacuerdos entre funcionarios.











