
El servicio de inteligencia de Alemania (BND) pasó vergüenza este año cuando su nuevo cuartel general, ubicado en el centro de Berlín, se inundó por la rotura de un caño.
Pero el daño a la cuadra de oficinas de alta tecnología no es nada comparado con el perjuicio que provocó otro tipo de filtración: las revelaciones de que el BND podría haber ayudado a la Agencia de Seguridad Nacional (ASN) norteamericana a espiar a miles de personas en Alemania, Francia y otros lugares de la UE.
Para Angela Merkel, se dio vuelta la tortilla. En 2013, la canciller se victimizó cuando Edward Snowden, el ex contratista de la ASN, reveló un espionaje generalizo por parte de Estados Unidos, incluyendo escuchas de su teléfono móvil. "Espiarse entre amigos es inaceptable", dijo en ese momento.
Hoy recibe presiones para explicar en qué medida sus funcionarios sabían que Alemania asistía a EE.UU, en el espionaje a aliados del país en la UE.
"Este asunto se está volviendo cada vez más peligroso porque está afectando cada vez más a la cancillería", aseguró un miembro del parlamento cercano a Merkel. "Hay una verdadera pelea entre el BND y la cancillería. Ambos están filtrando información".
Reinhard Bütikofer, presidente alemán del Grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo, aseguró que las acusaciones provocaron "sorpresa y horror en Bruselas". "Causarán cada vez más problemas entre Alemania y sus socios europeos".
El escándalo también dañó las relaciones con Estados Unidos, dado que Berlín bloqueó cualquier transferencia de datos por Internet hacia la ASN (los datos telefónicos, regidos por normas más severas, no se vieron afectados).
El espionaje es un tema particularmente tenso en Alemania, donde muchos todavía recuerdan el espionaje de los Nazis y luego el gobierno comunista alemán.
Sin embargo, Alemania durante décadas mantuvo una relación de inteligencia simbiótica con EE.UU. fomentada por una historia compartida de Guerra Fría, por la dependencia de la inteligencia norteamericana junto con los aliados de la UE y la pelea contra el terrorismo islámico.
Esos lazos se reforzaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU., especialmente cuando se supo que seis conspiradores habían antes vivido en Hamburgo. Según el acuerdo de 2002, Norteamérica modernizó el puesto de espionaje de BND en Bad Aibling, Baviera, y Alemania aceptó proporcionar datos electrónicos a la ASN.
El último escándalo estalló en marzo, cuando la revista Der Spiegel informó que el BND también había ayudado a la ASN a espiar blancos europeos, incluyendo la presidencia de Francia, la Comisión Europea y Airbus, el grupo aeroespacial.
Según informes de medios de comunicación, la ASN brindó al BND "selectores" incluyendo internet, sitioweb y direcciones de email, y números de teléfono para el seguimiento electrónico.
El pacto de 2002 específicamente excluía los blancos alemanes y norteamericanos, y Berlín habría expresado preocupación por los blancos en estados de la UE. Der Spiegel informó que en 2013 el BND borró 12.000 selectores, incluyendo algunas direcciones de email finalizadas .de, lo que sugiere que provenían de Alemania.
Eso es altamente sensible porque el BND tiene prohibido por ley operar localmente. De eso se encarga la BfV, la agencia local, que trabaja bajo estrictas normas legales.
Merkel, que evita hablar del episodio, señaló que espiar a aliados es algo "no debería haber pasado". Su vocero aseguró que la cancillería pidió explicaciones al BND y que "tiene identificadas las deficiencias técnicas y organizativas en el BND".
Gerhard Schindler, el jefe del BND, negó que el servicio hubiera traicionado a Alemania. Los medios alemanes informaron que el servicio de inteligencia mantenía informada a la cancillería sobre la vinculación con EE.UU. y citaron, por ejemplo, un documento de la cancillería confidencial de 2008.











