La canciller alemana Angela Merkel tomó el control directo de la crisis de los refugiados y aseguró que va a seguir con su política "de puertas abiertas", pese a las creciente presión de la gente para que frene el creciente ingreso de inmigrantes.

Ordenó a su jefe de gabinete que se haga cargo de la crisis, haciendo a un lado al ministro del Interior Thomas de Maizière, que en las últimas semanas enfrentó dudas sobre su compromiso con el enfoque de "bienvenida a los refugiados" que tiene Merkel.

La medida promete una actitud activa por parte de Merkel para implementar una política que gran parte del pueblo hasta ahora la asocia al relajado slogan: "Podemos hacerlo". Pero con esta decisión también aumentan los riesgos para la canciller, en un momento en que sus índices de popularidad sugieren un creciente malestar de la gente. El nuevo jefe de los refugiados es Peter Altmaier de 57 años, un veterano del partido conservador CDU de Merkel, con reputación de ser capaz de tratar cuestiones difíciles y de haber manejado la coalición gobernante de 3 partidos.

Crece la preocupación por el impacto que tendrán los refugiados en los servicios públicos en Alemania. Muchos cuestionan la validez del informe del gobierno que calcula para este año el ingreso de 800.000 refugiados, habiendo algunas estimaciones que colocan la cifra en 1,5 millones.

Las quejas a Merkel aumentan hasta dentro de su propio partido. Ayer 34 funcionarios locales de CDU le escribieron una carta diciéndole: "La política de "fronteras abiertas" que estamos implementando no está en concordancia con la legislación europea o alemana, ni refleja el programa de CDU."

Pese a que el gobierno lo niega, la decisión de Merkel sería un golpe para de Maizière, que llegó a ser considerado un potencial sucesor. El diario Südddeutsche tituló: "Merkel debilita a de Maizière". Al ministro del Interior se lo criticó mucho cuando el director de la oficina de migraciones del gobierno, que reporta al Ministerio del Interior, renunció después de admitir haberse quedado muy corto con la estimación del flujo de refugiados que llegaría al país este año. Los opositores políticos de de Maizière afirmaban que el ministro debería haber asumido la responsabilidad.

De Maizière respalda las medidas de control inmigratorio cada vez más estrictas y endureció su retórica, lo que lo ha acercado al corazón de CDU pero lo distanció de la canciller.