
Los ministros de finanzas de la Unión Europea acordaron las normas que obligan a los acreedores de bancos quebrados a soportar el peso de las pérdidas. De esa manera, avanzaron en lo que se refiere a una unión bancaria para la eurozona, que podría finalmente compartir los costos de los futuros rescates bancarios.
Después de más de un año de complejas y tensas conversaciones sobre cómo evitar que el peso de los rescates bancarios recaiga sobre los contribuyentes, los ministros acordaron términos en los que Bruselas conservará cierta discreción nacional cuando se trate de entidades de préstamo en problemas.
La reforma constituye el esfuerzo de bandera del bloque para fortalecer las defensas nacionales contra las quiebras de entidades bancarios, que quedaron muy expuestas debido a la crisis financiera. Los contribuyentes europeos aportaron para respaldar a bancos cerca de 1.600 millones de euros desde 2008.
Para convertirse en ley, el paquete debe ser aprobado por el parlamento europeo, un proceso que podría extenderse hasta fines de 2013. Aún así, el acuerdo político entre los estados miembro abrirá un debate sobre la siguientes etapas de la integración financiera, incluyendo la creación de una autoridad central para el cierre de bancos de la eurozona. Se acordó que los bancos quebrados sólo podrán recibir una inyección de dinero directamente de los fondos para rescates como último recurso y un vez agotadas las quitas a los acreedores y bonistas.
Los líderes de Europa se reunieron a última hora de ayer para revisar el progreso del ambicioso proyecto de unión bancaria.
El Banco Central Europeo va a tener la responsabilidad de supervisar a los bancos de la eurozona el año próximo, pero no se cumplió con otros objetivos que permitirían que los riesgos sean compartidos entre los países.
Michael Noonan, el primer ministro de Irlanda que encabezó la reunión de ministros como titular de la presidencia rotativa de la UE, describió el acuerdo sobre las normas de resolución como un cambio revolucionario de la manera en que son tratados los bancos.
Wolfgang Schäuble, ministro de finanzas de Alemania, comentó que las reformas son un importante avance para demostrar que los accionistas y acreedores son los primeros y mayores responsables.
Desde 2018, el denominado régimen de quitas obligará a los accionistas, bonistas y algunos depositantes a contribuir para cubrir los costos de la quiebra bancaria. Los depósitos garantizados inferiores a 100.000 euros quedan exceptuados y los depósitos no garantizados de individuos y pequeñas empresas reciben un trato preferencial en el orden jerárquico.
Si bien la quita mínima de 8% del pasivo total es obligatoria antes de que se recurra a los fondos de resolución, los países tienen mayor margen para proteger de las pérdidas a ciertos acreedores en determinadas circunstancias.











