
Si hubiera recibido 120.000 votos más en Ohio en las elecciones de 2004, habría sido John Kerry, y no Barack Obama, el presidente número 44 de los Estados Unidos.
Sin embargo, ocho años después y tras la decisión del jueves de Susan Rice, la embajadora norteamericana ante Naciones Unidas, de retirar su candidatura como posible reemplazo de Hillary Clinton en el Departamento de Estado, Kerry es el favorito para ser nominado a un cargo que hace mucho tiempo quiere ocupar.
Con Kerry, el Departamento de Estado tendrá a un político que primero se hizo un nombre con su oposición a la guerra de Vietnam, pero que con el correr de los años se transformó en la figura líder del establishment de política exterior.
Como senador por Massachusetts desde 1984, Kerry presidió la comisión de Relaciones Exteriores del Senado los últimos cuatro años y tiene contacto con líderes del mundo.
Criticado en ocasiones por un comportamiento rígido y aristócrata, Kerry no mantiene la estrecha relación con el presidente que sí tiene Rice, lo que le había dado la ventaja como posible nominada antes de convertirse en el chivo expiatorio de los republicanos por el ataque al consulado norteamericano en Benghazi.
Sin embargo, Kerry ha otorgado un importante apoyo al mandatario. Fue la invitación suya al entonces senador estatal de Illinois para ser el principal orador en la convención demócrata de 2004 lo que hizo saltar a la fama a Obama a nivel nacional. En 2008, Kerry respaldó a Obama en un momento clave de la campaña de las primarias, días después de perder frente a Clinton en New Hampshire.
Obama dijo la semana pasada que no ha tomado ninguna decisión sobre el próximo secretario de Estado. Su elección de Clinton en 2008 fue una completa sorpresa, pero en la actualidad el nombre de Kerry es el único que se discute con seriedad.Cuando Kerry fue candidato a presidente, fue atacado por los republicanos por su oposición al conflicto en Vietnam, pesa a que él había luchado en la guerra, a diferencia de su oponente. También lo criticaron por su cambiante opinión sobre la invasión de Irak en 2003.
A pesar de estas disputas, no se espera que Kerry encuentre gran resistencia entre sus colegas del Senado.











