
Al señor ministro de economía, Guido Mantega:
En la Reserva Federal, como los políticos frustrados que somos, siempre disfrutamos de la oratoria de agitación que esgrimen por la guerra de monedas. Pero Ud., Ministro de Economía del Brasil, bien podría evaluar cuáles serían las consecuencias si nos tomáramos en serio sus divagaciones.
Dice que, “en el fondo” de la política de expansión monetaria cuantitativa o quantitative easing que implementamos, hay una estrategia de comercio: un arma para estimular la competitividad a costa de ustedes. [Quantitative easing, en adelante la E.M.C., es el nombre que se le dio a la política de los bancos centrales de emitir moneda, es decir, ampliar la oferta monetaria para recomprar bonos]. Poner término a la E.M.C. mediante una repentina alza en las tasas de interés en los Estados Unidos haría, por cierto, que el dólar se fortaleciera ante el real. Pero provocaría desmoronamiento en la frágil economía de los EUA, a través del aumento en el costo del endeudamiento privado que, en la actualidad, se sitúa en un nivel récord del orden del 50% del producto bruto interno (PBI), y destruye, por medio de tasas más elevadas para préstamos hipotecarios, el mercado inmobiliario y los balances de los bancos (el 32% de los 13.400 millones de dólares en el activo de los bancos son préstamos con garantía hipotecaria). El consumo caería abrupta y cuantiosamente.
Y sin duda debe de tener presente lo que sucedió cuando, hace tres años, la economía de los Estados Unidos estalló, ¿no es cierto? Los capitales abandonaron el Brasil, y se ahogó el supuesto motor del crecimiento autosostenible. Y si los diferenciales de las tasas de interés repentinamente se movieran en nuestro favor, las ganancias que dan los activos brasileños dejarían de ser tan atractivas para los inversores. Y realmente Ud. precisaría de ese capital especulativo para que aumenten los niveles de inversión del bajo PBI y para equilibrar el déficit de cuenta corriente que padece.
Sin embargo, ministro Mantega, esta vez fue muy generoso de su parte que también se quejara de la China. Nuestro agradecimiento por ello. El hecho de que el real sea tan fuerte se debe, en última instancia, a lo altos que son los precios de los commodities y, a su vez, a que se haya mantenido la moneda de la China artificialmente baja. Está bien, nuestra E.M.C. empeora ese problema. Pero honestamente, ministro Mantega, es preciso que en eso deje de criticarnos. La E.M.C. es tan solo otra de las formas que adopta la política monetaria, y las tasas estadounidenses están bajas porque, en la actualidad, nuestra economía es más débil que la de ustedes. Cuando mejoren las perspectivas, nos pondremos más estrictos. No puede decirse que Uds. estén sufriendo por allí abajo. O ¿acaso hay algo que lo tiene preocupado y que los mercados aún no son capaces de apreciar?
Sin otro particular, lo saludo atentamente. Ben Bernanke
Traducción: María Eugenia García Mauro










