Biden 2024: la estrategia para reconquistar a los estadounidenses desencantados

En los días previos al anuncio de su reelección, Joe Biden hizo gala de toda la pompa de su cargo: pasó el fin de semana en el retiro presidencial de Camp David, almorzó con su vicepresidenta Kamala Harris en la Casa Blanca y celebró un acto en el Rose Garden para homenajear a los profesores estadounidenses. Con la Banda de los Marines tocando de fondo, le dijo a los periodistas: "Ya les dije que pienso presentarme. Lo sabrán muy pronto". El martes, Biden (de 80 años) anunció que aspiraría a un segundo mandato. Su objetivo es emular los éxitos de Barack Obama, George W Bush, Bill Clinton y Ronald Reagan, evitando al mismo tiempo los escollos que cayeron en mandatos únicos como los de Donald Trump, George Bush y Jimmy Carter. Biden nunca había dejado lugar a dudas sobre su intención de presentarse a un segundo mandato. Pero su edad y sus mediocres índices de aprobación han generado más dudas de lo habitual sobre si puede, o debe, organizar otra campaña. En los últimos meses, han aparecido algunas señales de advertencia sobre el atractivo popular de Biden. Una encuesta de NBC News publicada el domingo reveló que más de dos tercios de los votantes no quieren que se presente a una reelección, incluida una escasa mayoría de demócratas. El índice de aprobación de su trabajo se ha recuperado un poco del estancamiento del verano pasado, pero sigue siendo negativo por un margen significativo, según el promedio de Realclearpolitics.com. "El mayor desafío de Biden es que su anuncio no está siendo realmente recibido con entusiasmo", dijo Kevin Madden, ex asesor de la candidatura presidencial de Mitt Romney en 2012 y socio principal de Penta, el grupo de asesoramiento de Washington. "En su lugar, está siendo recibido con esta abrumadora sensación de reticencia". Sin embargo, las perspectivas de reelección del presidente se vieron impulsadas por los resultados -mejores de lo esperado- de los demócratas en las elecciones de mitad de término del año pasado, que aniquilaron la posibilidad de un serio desafío interno dentro de su partido. Esto le ha permitido mirar más allá de las primarias y prepararse para la batalla contra su oponente republicano en las elecciones generales, incluso una posible revancha con Trump -para la que muchos demócratas creen que está bien posicionado. "Joe Biden ya ha vencido a Donald Trump, y lo último que quiere la mayoría de los estadounidenses en este país, de nuevo, es tener a Donald Trump en la Casa Blanca", dijo Mary Anne Marsh, estratega demócrata. "Joe Biden cometerá errores, pero en un enfrentamiento contra Donald Trump, Biden gana". Biden tiene muchos logros de los que presumir en su primer mandato, incluida una amplia legislación económica que generó millones de puestos de trabajo a medida que la economía estadounidense se recuperaba de la pandemia y sentaba las bases para una reactivación industrial en todo el país. En política exterior, consiguió que la alianza occidental apoyara a Ucrania tras la invasión rusa del año pasado. Pero también hay puntos débiles en su historial, desde la caótica retirada de Afganistán hasta la alta inflación que ha socavado los beneficios de la recuperación económica. La mejor apuesta de Biden puede seguir siendo destacar lo diferente que es de Trump, que ahora enfrenta cargos penales, y llamar la atención sobre los elementos radicales de la agenda social abrazada por algunos republicanos en cuestiones que van desde el aborto a las armas y el negacionismo electoral. En las elecciones de mitad de término -incluso más recientemente en las elecciones a la Corte Suprema de Wisconsin, que se convirtieron en un barómetro del sentimiento de los votantes- el público estadounidense se volvió hacia los demócratas en un reproche al extremismo trumpiano. "Los demócratas ofrecen normalidad y los republicanos mucha locura. En 2022 la gente no se decantó por eso, y no creo que lo hagan en 2024 tampoco", afirma Simon Rosenberg, fundador de New Democrat Network, un think tank liberal de Washington. Las encuestas muestran que si los republicanos presentan un candidato que consiga vencer a Trump en las primarias, eso podría ser más difícil para Biden. "[Biden] no está donde quiere estar ahora. Tiene que mejorar su posición para asegurarse la reelección... pero son cosas factibles. Es mucho más difícil entender cómo Donald Trump puede recuperar votantes en Michigan o Pensilvania, que cómo Joe Biden puede subir unos puntos", dijo Rosenberg. En los principales swing states [estados pendulares o bisagra], los dirigentes del partido demócrata ya están apoyando su candidatura. Charlotte Valyo, presidenta del partido en el condado de Chester, a las afueras de Filadelfia (Pensilvania), dijo que su zona estaba "entusiasmada por apoyar" a Biden y su "impresionante" historial. "Son logros que mejoran la vida de todos los estadounidenses", dijo. "Creo que tiene una gran oportunidad de repetir", dijo Mindy Koch, presidenta del partido demócrata en el condado de Palm Beach (Florida), donde se encuentra el resort Mar-a-Lago de Trump. "No creo que la edad realmente importe, no sé por qué eso sería un foco de atención". Trump, que tiene 76 años, "tampoco es un polluelo", añadió. Uno de los mayores peligros para Biden podría ser que los votantes lo encuentren tan poco inspirador como Trump, una equivalencia que contribuyó en gran medida a la derrota de Hillary Clinton en 2016. Pero Patrick Gaspard, presidente del Center for American Progress, un think tank de izquierda con sede en Washington, dijo que no veía que esa dinámica se repitiera. "Fue bastante fácil hacer una caricatura de [Clinton]... es mucho más difícil hacerlo con Joe Biden", dijo. Pero Gaspard añadió que seguiría siendo crucial para Biden llevar una agenda positiva a su campaña de 2024, en lugar de limitarse a destacar sus diferencias con Trump. "Debería hablar de los logros y del futuro", dijo Gaspard.

Biden 2024: la estrategia para reconquistar a los estadounidenses desencantados

El mandatario estadounidense espera dejar a un lado las preocupaciones sobre su edad y sus mediocres índices de aprobación para aspirar a un segundo período al frente de la Casa Blanca.

James Politi y Lauren

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