

El pistacho no solo se posiciona como uno de los sabores de helado más populares entre los argentinos, sino que también destaca por su alto valor nutricional y comercial. Muchos desconocen que es posible cultivar este fruto seco en casa, siempre que se cumplan ciertas condiciones de clima, suelo y cuidados básicos.
En este artículo te mostramos cómo plantar tu propio árbol de pistacho, la frecuencia de riego, el momento en que comienza a dar frutos y los pasos necesarios para lograr una cosecha exitosa.

¿Es posible cultivar pistacho en Argentina?
El árbol de pistacho se adapta bien a climas secos y cálidos, como algunas áreas del centro y norte del país. Requiere inviernos fríos para descansar y veranos calurosos para crecer. Por eso, provincias como Mendoza, San Juan, La Rioja y Córdoba son perfectas para su cultivo. En zonas húmedas o con heladas fuertes, el crecimiento puede verse afectado. Si vives en un clima templado, puedes intentar cultivarlo en maceta o en un lugar protegido.
Guía para cultivar pistachos en casa: consejos esenciales
- Seleccioná la variedad correcta: las más comunes son Kerman (hembra) y Peters (macho). Necesitás al menos un ejemplar de cada sexo para asegurar la polinización y la producción de frutos.
- Prepará el suelo: el terreno debe tener buen drenaje. Evitá áreas con acumulación de agua. Si usás maceta, optá por una mezcla de tierra arenosa y compost.
- Plantá en primavera: es la mejor temporada para que el árbol se adapte. Colocá los ejemplares a una distancia mínima de 5 metros entre ellos.
- Regá con cuidado: el pistacho soporta la sequía, pero requiere agua en sus primeros años. Regá cada 10 a 15 días en verano y disminuí la frecuencia en invierno. Evitá el exceso de humedad.
- Controlá plagas y malezas: aunque es resistente, puede sufrir por hongos o insectos. Usá productos orgánicos o soluciones caseras para protegerlo.
¿Cuánto tarda en producir pistachos?
El árbol de pistacho crece lentamente. Comienza a dar frutos entre los 5 y 7 años tras la siembra. Desde ese instante, puede ofrecer cosechas constantes durante muchas décadas. La recolección ocurre a finales del verano, cuando las cáscaras se abren naturalmente. Los frutos deben secarse al sol antes de su consumo o almacenamiento.













