

El Banco do Brasil, Itaú Unibanco, Bradesco, Caixa Econômica Federal y Santander concentran la mayor parte de los financiamientos en Brasil. De cada R$ 100 prestados, R$ 80,34 fueron desembolsados por las cinco entidades bancarias.
Los números, que consideran el actual stock de crédito, muestran el mayor nivel de concentración en el sector de los últimos diez años, y probablemente, desde siempre.
Hace una década, las cinco instituciones más grandes no sumaban ni el 60% del stock de crédito del país. De cada R$ 100 prestados, les correspondía R$ 58,66, según datos del Banco Central (BC), elaborados por Valor.
Pero el predominio del grupo de los cinco no se da solo en los préstamos y financiamientos. En activos totales y depósitos, se repite el fenómeno. Pero es en el crédito donde esa concentración preocupa a los clientes. En una reciente entrevista con Valor, el presidente de una gran distribuidora de energía comentó que la concentración bancaria hace que las empresas no puedan enojarse con ninguno, principalmente en momentos de turbulencia.
Siempre que un banco compra o se funde con otro, las compañías elevan la misma queja. Cuando se habla sobre límite de crédito, la regla matemática no funciona: uno más uno nunca es igual a dos. La disponibilidad de crédito dada por dos bancos separados no corresponde al mismo volumen que comienzan a ofrecer cuando se fusionan.
Las empresas consideran que su poder de negociación en relación al costo del dinero cae. Desde 2008, no fueron pocos -ni pequeños- los casos de fusión y adquisición en el sector bancario que colaboraron para aumentar la concentración de activos, crédito y depósitos en las manos de los cinco bancos más grandes de Brasil.
La primera operación fue cuando el Santander se quedó con el Real, en 2008. Poco después, Itaú y Unibanco fundieron sus operaciones, creando la entidad brasileña de mayor volumen. Luego, el Banco do Brasil compró Nossa Caixa y, en 2009, adquirió la mitad del Banco Votorantim. Más recientemente, en julio, Itaú y BMG se unieron en un nuevo banco para ofrecer crédito consignado.
El préstamo con descuento directo en la nómina salarial era una de las pocas modalidades de crédito minorista en manos de bancos medianos que competían entre sí, pero cada vez más está quedando en manos de los grandes. El Cruzeiro do Sul, por ejemplo, está bajo intervención del BC y puede terminar controlado por una institución del grupo de los cinco o liquidado.
Sin embargo, no solo las fusiones y adquisiciones explican la concentración cada vez más intensa del crédito. Dentro del grupo de los cinco, los protagonistas son los bancos públicos, que crecieron principalmente de forma orgánica. Si en 2002 el Bando do Brasil y Caixa eran responsables por R$ 25,83 de cada R$ 100 prestados, hoy responden por R$ 39,08, o R$ 13,25 más, sin considerar el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
En el mismo período, las tres instituciones privadas más grandes juntas avanzaron mucho menos, R$ 8,43. Hasta final de año, la expectativa es que la parte de los bancos públicos en los créditos siga creciendo.
En un año de bajo crecimiento económico, en el que el gobierno deflagró una batalla por la reducción de los spreads en Brasil, Caixa y BB siguen creciendo por encima del promedio del sistema financiero, tomando -aunque de forma temporaria-franjas de mercado.
Al mismo tiempo, Bradesco e Itaú Unibanco redujeron su previsión de expansión de crédito en el año. A pesar del rápido fortalecimiento del grupo de los cinco, el BC considera que la competencia continúa en un "nivel adecuado". De acuerdo a las matrices de la autoridad monetaria, que siguen un cálculo internacional ( ndice de Herfindahl-Hirschman), el nivel de concentración está en la categoría moderada. "El sector sigue siendo competitivo, generando eficiencias que aseguran su regular funcionamiento y adecuada prestación de servicios a los usuarios", afirmó el BC en una nota.
Pero es innegable que la autoridad monetaria tomó recientemente algunas medidas para evitar una excesiva concentración. El BC cita entre las decisiones que puso en marcha para estimular la competencia bancaria, la estandarización de las tarifas cobradas, la portabilidad de crédito y la prohibición de firma de contratos de exclusividad en la prestación de servicios.
En abril, la autoridad monetaria publicó una circular explicitando que en el caso de fusiones y adquisiciones puede exigir que los bancos acepten determinaciones para eliminar efectos anticompetitivos. En la compra de Nossa Caixa por el Banco do Brasil, el BC actuó en ese sentido.
El "nivel adecuado" señalado por el BC brasileño probablemente dejaría a muchas entidades estadounidenses con los pelos de punta. En Estados Unidos, donde se habla mucho de los bancos demasiado grandes para quebrar -los llamados too big to fail-, las cinco instituciones financieras más grandes poseían activos totales equivalentes a 51% del PBI de ese país en 2007, antes de la explosión de la crisis financiera.
Aquel mismo año, los activos de los cinco bancos de Brasil más grandes representaban 57% del PBI doméstico. Pero, aunque Estados Unidos haya sido el epicentro de la crisis y considerando una serie de fusiones entre instituciones de gran porte antes y después de la quiebra de Lehman Brothers, lo que siguió hizo que los cinco bancos más grandes de aquel país tuvieran, en marzo, activos que correspondían a 56% del PBI de doce meses hasta la misma fecha, lo que indicaba una pequeña suba ante 2007.
En Brasil, el aumento de la concentración fue mucho mayor, con la franja de activos del grupo de los cinco alcanzando 86% del PBI brasileño, una suba de casi 30 puntos porcentuales.










