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La conversación sobre el cambio climático suele girar en torno a cumbres políticas, acuerdos internacionales o la voz de activistas como Greta Thunberg. Pero en su newsletter de Substack, el economista Noah Smith introduce una visión distinta: la clave de la transición no es la moral ni la presión social, sino el precio.

En el artículo "China is quietly saving the world from climate change", publicado el 15 de septiembre de 2025, Smith sostiene que los países en desarrollo no cambiarán de modelo energético por convicción ambiental, sino porque la energía limpia empieza a ser más barata que el carbón, el petróleo o el gas.

China hunde los precios de las energías limpias y cambia el mercado global

La estrategia china combina subsidios estatales, fábricas a gran escala y un control casi absoluto de la cadena de suministro. Con esa fórmula, ha convertido paneles solares, baterías y coches eléctricos en productos de bajo coste que resultan competitivos frente a las alternativas fósiles.

Smith lo resume con una advertencia: "A menos que China descarbonice, no puede haber victoria contra el cambio climático, y el planeta se asará". La afirmación no parte de un compromiso moral, sino de una realidad industrial: fabricar más reduce los costes y acelera la adopción tecnológica.

Paneles solares y baterías baratas: el efecto dentro y fuera de China

En el frente interno, China sigue siendo el mayor emisor de CO del mundo, pero el despliegue de renovables ha empezado a estabilizar sus emisiones en los últimos dos años. El carbón sigue presente, aunque con un peso decreciente en la matriz energética.

En el exterior, el efecto es aún más visible. África, Asia y Oriente Medio reciben excedentes de paneles solares y baterías a precios impensados hace una década. Para muchos países, construir una red solar resulta ya más barato que levantar nuevas plantas de carbón o gas. Esa dinámica les permite saltarse la etapa fósil y avanzar directo hacia un modelo energético más limpio.

España ante el dilema de depender de la tecnología low-cost china

En España, la caída de precios trae oportunidades y dilemas. Por un lado, abarata la electrificación de hogares, pymes y sectores como el transporte o la industria intensiva en energía. Las instalaciones fotovoltaicas y las soluciones de almacenamiento son hoy más accesibles que nunca.

Por otro, la dependencia de tecnología importada desde China plantea un reto a la industria europea. La Unión Europea busca impulsar sus propias fábricas de baterías y paneles, pero competir con precios tan bajos requiere fuertes incentivos públicos, regulaciones favorables y una estrategia clara para no perder empleo y valor añadido.

La tesis de Noah Smith: más precio y menos discurso en la transición energética

La tesis de Noah Smith es clara: los discursos y el activismo pueden visibilizar el problema, pero no transforman las decisiones de inversión de países y empresas. Lo que está forzando el cambio es que la energía limpia se vuelve más barata.

El propio economista lo admite con cierto desencanto: "Ojalá América hubiera sido el país que salvara al mundo del cambio climático... pero a estas alturas acepto lo que venga". La realidad es que, con sus intereses estratégicos y su músculo industrial, es China quien está acelerando la transición.