

La inflación en España ha mostrado signos de moderación en los últimos meses, pero la realidad de los hogares sigue siendo compleja. La cesta de la compra se mantiene elevada y los gastos imprevistos pueden desequilibrar cualquier presupuesto. En ese contexto, ahorrar se convierte en un desafío para muchas familias.
El debate sobre si "es feliz el que más tiene o el que menos necesita" atraviesa de lleno la economía doméstica. Lo cierto es que cada vez cuesta más gestionar el dinero, en especial después de un verano de vacaciones y compromisos extras.
La vuelta a la rutina, con gastos añadidos como el regreso al colegio, obliga a repensar cómo se distribuyen los ingresos mensuales. En este escenario, el economista y profesor de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos, expuso en Telecinco una serie de consejos prácticos que ponen el foco en lo esencial.

Los precios y el ahorro en el día a día
En el programa La mirada crítica, varios ciudadanos reconocieron la dificultad de ahorrar con los precios actuales. Una mujer entrevistada en plena calle lo resumió en una frase: "Está todo muy caro".
La situación refleja una realidad que comparten miles de familias españolas, donde separar entre un 10% y un 20% de la nómina para ahorrar, como recomiendan los expertos, resulta casi imposible.
El reportaje del matinal de Telecinco expuso además dos formas de enfrentar la economía personal: quienes, pese a los bajos ingresos, logran destinar algo a una hucha y quienes gastan todo lo que entra. Para Bernardos, esta diferencia es clave porque marca la capacidad de resistir ante subidas de precios o imprevistos.
Ganar más vs. gastar menos
En su intervención, Gonzalo Bernardos subrayó un principio sencillo pero contundente: "Hay una forma de ahorrar y las cuentas se pueden hacer a la antigua. Si yo cobro, por ejemplo, 1500 euros y me tengo que buscar la vida para gastar, como mucho, 1300".

El economista advirtió que muchas personas caen en el error de gastar por encima de lo que ingresan, confiando en préstamos o ayudas familiares. "Para vivir bien tengo que gastar 2000 euros, pero resulta que solo cobro 1.700 euros. Tengo dos maneras de solucionarlo: o me endeudo o llamo a mis padres para que me financien. Evidentemente, por mi edad yo soy partidario de lo antiguo y es lo que recomiendo a todo el mundo", explicó Bernardos.
Su consejo va más allá de la idea de ganar más dinero: se trata de ajustar las expectativas, recortar lo que no es esencial y mantener un estilo de vida que permita estabilidad a largo plazo.
Los gastos imprevistos y la importancia de planificar
Bernardos también alertó sobre los riesgos de llegar con lo justo a final de mes. "Llegar muy apretado a final de mes o no poder hacer frente a un gasto suplementario que puede significar la rotura de la lavadora o del frigorífico genera un estrés que sería muy deseable evitar".
En su opinión, gastar sin previsión puede provocar situaciones de ansiedad que se pueden esquivar con una regla básica: diferenciar lo imprescindible de lo accesorio.
"Esto de que hoy me merezco una alegría hay que pensárselo mucho y muchas veces significar ir de restaurante o irse de fin de semana. Esto ha de ser una excepción y no la norma", sostuvo el economista.
El profesor insistió en que la clave está en priorizar lo esencial y dejar un colchón para lo inesperado: "Distinguir los gastos absolutamente necesarios de los gastos suplementarios e intentar minimizar los segundos y, sobre todo, prever que las cuentas no me saldrán y que algún gasto no deseado aparecerá y para hacerlos frente cómodamente tengo que tener dinero ahorrado" .
Una "economía de guerra" para la vida cotidiana
En entrevistas previas, Bernardos ya había utilizado la expresión "economía de guerra" para definir la disciplina necesaria en la administración de las finanzas personales. La idea no es vivir en privación, sino en equilibrio: gastar con cabeza, anticiparse a los imprevistos y asegurar que el sueldo cubra más de lo que consume.
La receta del economista barcelonés no promete fórmulas mágicas, pero sí aporta claridad en un contexto de incertidumbre: gastar menos de lo que se ingresa, diferenciar lo necesario de lo prescindible y mantener un fondo de emergencia.
En tiempos de inflación y precios elevados, su consejo se traduce en una máxima simple pero efectiva: gastar 200 euros menos de lo que se gana para que el ahorro no sea un lujo, sino una herramienta de estabilidad.
















