

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ratificó su decisión de extinguir para 2028 las licencias de las 10.000 viviendasde uso turístico registradas en la ciudad.
La eliminación de esta figura, prevista en el Plan Viure, busca transformar estos inmuebles en residencias permanentes y aliviar el mercado del alquiler. Sin embargo, los estudios presentados hasta la fecha reflejan visiones contrapuestas sobre el verdadero impacto de la medida.
Según un nuevo análisis elaborado por el Instituto de Economía de Barcelona (IEB) a petición del Ayuntamiento, la desaparición de los pisos turísticos podría traducirse en una reducción de hasta el 13,4% en los precios de los alquileres residenciales, lo que supondría una bajada mensual de entre 92 y 152 euros para una vivienda media de 71 metros cuadrados.
No obstante, el mismo informe advierte de que el cambio provocaría una caída de 9 millones de euros en el PIB trimestral de la ciudad y la pérdida de entre 4000 y 16.000 empleos.
¿Hasta qué punto la eliminación de los pisos turísticos aliviará el mercado del alquiler?
El IEB sostiene que la conversión de los apartamentos turísticos en viviendas de uso residencial aumentará la oferta de alquiler tradicional y podría frenar la escalada de precios.
Según el estudio, el efecto se notará especialmente en los distritos más tensionados, como el Eixample y Sant Martí, donde el acceso a la vivienda se ha vuelto cada vez más complicado.

Sin embargo, el informe aclara que la reducción estimada del 13% parte del supuesto de que todos los pisos turísticos volverán efectivamente al mercado residencial, algo que muchos especialistas consideran improbable.
Además, factores como la llegada de nómadas digitales o el auge de los alquileres temporales por meses podrían neutralizar el descenso.
El impacto también alcanzaría al mercado de compraventa. El IEB calcula que los precios de las viviendas podrían caer un 6,1%, equivalente a una reducción media de 22.400 euros por piso.
Pese a ello, el organismo recuerda que estas previsiones están condicionadas a la estabilidad de otras variables, como la demanda turística y la política de vivienda pública.
¿Qué consecuencias económicas y sociales traerá el fin de los pisos turísticos?
Las estimaciones económicas muestran una doble cara. Mientras que el informe del Instituto de Economía de Barcelona proyecta una pérdida dehasta 16.000 empleos, un estudio previo de PwC cifraba la contribución de los pisos turísticos en 1928 millones de euros al PIB de la ciudad y más de 40.000 puestos de trabajo.
PwC también había advertido que su eliminación afectaría a sectores clave como la restauración, el comercio o la cultura, donde la actividad derivada del turismo es significativa.

En paralelo, un informe reciente de la Diputación de Barcelona confirma una tendencia descendente: la oferta de alojamientos turísticos en las comarcas de la provincia cayó un 9,2% entre 2019 y 2025, dejando alrededor de 10.600 propiedades activas.
El documento señala que el fenómeno de los alojamientos no tradicionales -Airbnb, Booking, Vrbo o Tripadvisor- sigue concentrándose en la costa catalana, donde se ubica el 76% de las propiedades registradas.
El Ayuntamiento defiende que la medida busca garantizar el derecho a la vivienda en una ciudad presionada por la especulación y la saturación turística.
Sin embargo, el debate sigue abierto: mientras los vecinos esperan que los precios bajen, el sector turístico alerta de un golpe severo al empleo y a la competitividad internacional de Barcelona.












