En esta noticia

La actriz catalana Úrsula Corberó, conocida por interpretar a Tokio en La Casa de Papel, ha vuelto a captar la atención mediática tras su participación en el podcast La Pija y la Quinqui. En un tono distendido y sin filtros, la intérprete ha compartido detalles íntimos sobre su rutina, su forma de entender la fama y su necesidad de reconectar con lo esencial.

Detox digital y tortilla de patatas: la receta de Corberó para desconectar

Con una carrera que ha cruzado fronteras -desde Física o Química hasta Snake Eyes en Hollywood-, Corberó ha decidido tomarse un respiro del mundo digital. Durante la charla confesó estar en pleno "detox digital", una práctica cada vez más común entre figuras públicas.

Ha sustituido el móvil por un despertador analógico, borrado todos los juegos de su dispositivo -incluido el Candy Crush, donde había alcanzado el nivel 27.000- y evita entrar compulsivamente a redes sociales.

"Prefiero hacer una tortilla de patatas antes que perder el tiempo haciendo un TikTok", dijo con humor, dejando entrever su hartazgo con la hiperconectividad actual. Su necesidad de pausa no parece responder a una estrategia, sino a una forma sincera de proteger su bienestar emocional, algo que prioriza por encima del ruido digital.

Úrsula Corberó, entre Hollywood, Japón y su vida real

El éxito internacional no ha alterado la autenticidad de Corberó. Lejos de adoptar poses artificiales, la actriz mantiene una actitud cercana y honesta.

En su conversación con los presentadores del podcast, recordó con ternura -y algo de desasosiego- su experiencia rodando en Japón, donde pasó tres meses: "Al principio lo pasé un poco mal, porque nadie hablaba inglés y me sentía indefensa", confesó.

Pese a las dificultades, guarda un buen recuerdo de aquella etapa, marcada por la fascinación hacia la cultura nipona. Entre rodajes maratonianos en Estados Unidos y proyectos cinematográficos exigentes, la intérprete afirma que su mayor logro ha sido encontrar el equilibrio: "Amo mi trabajo, pero aún amo más mi vida".

Fiel a ese principio, rechaza métodos de actuación extremos que interfieran con su salud mental: "Si tuviera que estar pensando como el personaje durante seis meses, me pegaría un tiro".