Pensamiento occidental

Quién fue Cicerón, el filósofo romano que dijo: "Errar es de humanos, pero perseverar en el error es de estúpidos"

Esta frase refleja su pensamiento sobre la naturaleza humana y el aprendizaje de los errores, fundamental para su filosofía de vida y su papel en la política de la República romana.

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Marco Tulio Cicerón, nacido en el 106 a.C. en Arpino, Italia, fue una de las figuras más destacadas de la historia romana. No solo se le reconoce como un gran filósofo y orador, sino también como un defensor acérrimo de la República romana

Durante su vida, fue testigo y participante de los tumultuosos cambios políticos que sacudieron Roma, especialmente en su confrontación con Julio César y Marco Antonio. 

Su famosa frase: "Errar es de humanos, pero perseverar en el error es de estúpidos" refleja su profunda convicción sobre el papel de la razón y el aprendizaje en la vida pública y privada. 

Pero no está claro quién originó la frase. Errare humanum est, "errar es humano". La atribución a Aennaeus Seneca (probablemente Séneca el Viejo) es incierta, porque no aparece en las obras ni del mayor ni de su hijo; la frase se origina en las Epístolas de Jerónimo y (en una forma bastante diferente) en las Filípicas de Cicerón.

Errare humanum est, «errar es humano», como inscripción. La atribución a Aennaeus Seneca (probablemente Séneca el Viejo) que se ve aquí es incierta, porque no aparece en las obras ni del mayor ni de su hijo; la frase se origina en las Epístolas de Jerónimo y (en una forma bastante diferente) en las Filípicas de Cicerón. (Imagen: Wikimedia Commons)

El político y el defensor de la república

Cicerón desarrolló su carrera en un contexto de crisis política. Fue un defensor de la República y un crítico de la dictadura de Julio César, lo que lo puso en una posición de gran riesgo. Aunque fue perdonado por César en varias ocasiones, tras la muerte de este, Cicerón trató de restaurar la República enfrentándose a Marco Antonio. Este conflicto lo llevó a su trágico final en el año 43 a.C., cuando fue ejecutado y su cabeza fue exhibida en el Foro.

Cicerón se destacaba por su habilidad como orador, habiendo perfeccionado su arte bajo la influencia de maestros griegos y latinos. A lo largo de su carrera, demostró una capacidad única para utilizar el lenguaje como arma política, defendiendo causas judiciales y atacando a sus enemigos políticos, como lo hizo en las célebres Catilinarias, donde denunció la conspiración de Catilina para derrocar la República.

Un filósofo pragmático

Además de político, Cicerón fue un filósofo ecléctico que bebió de diversas corrientes filosóficas, incluidas el estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo. Su enfoque filosófico estaba profundamente ligado a la vida práctica, y su obra "De officiis" es un claro ejemplo de ello. En este texto, Cicerón reflexiona sobre los deberes éticos de los ciudadanos, y sobre cómo la virtud y la justicia debían guiar la vida pública.

La célebre frase sobre los errores humanos subraya su visión sobre la responsabilidad individual. Para Cicerón, errar era una parte inevitable de la naturaleza humana, pero el verdadero fallo era persistir en el error. Este pensamiento, presente tanto en sus discursos como en sus escritos filosóficos, revela su énfasis en el uso de la razón como guía para una vida correcta, tanto en lo personal como en lo político.

Busto de Marco Tulio Cicerón. (Imagen: Wikimedia Commons / Freud)

El legado filosófico y político de Cicerón

El legado de Cicerón va mucho más allá de sus aportes inmediatos a la política romana. Su obra filosófica y jurídica influyó profundamente en el derecho natural y en la tradición del humanismo occidental. Cicerón creía en la supremacía de la ley como el reflejo de la razón humana y en el poder de la retórica para persuadir y gobernar. A través de su retórica, estableció una base para lo que más tarde sería la oratoria clásica, adoptada por generaciones de juristas y políticos.

Marco Tulio Cicerón sigue siendo un referente crucial para la filosofía, la política y el derecho, no solo por sus acciones, sino por la lucidez con la que entendía los desafíos de la naturaleza humana. Su frase inmortal sobre el error resuena hasta hoy, recordándonos la importancia de aprender de nuestras fallas para no repetirlas.

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