Menudo sobrenombre

Por qué le llaman "Vaticano" al narcotraficante más reconocido del Perú

El apodo de uno de los narcotraficantes más notorios del Perú está lleno de implicaciones y resonancias globales.

En esta noticia

Demetrio Chávez Peñaherrera, más conocido como Vaticano, fue uno de los narcotraficantes más poderosos en la historia del Perú. Nacido en 1953, Chávez Peñaherrera se ganó el apodo por el enorme poder que llegó a tener en los años 80 y 90, controlando la producción y distribución de cocaína en la región del río Huallaga, un área crucial en el comercio de drogas en Sudamérica. 

Su apodo "Vaticano" simboliza una referencia irónica a la autoridad, similar a la del Papa Francisco en el Vaticano, lo que demuestra la influencia y el respeto que había alcanzado en el mundo del narcotráfico.

El ascenso del 'Vaticano' en el narcotráfico

Durante los años 80, Vaticano logró establecer relaciones estratégicas con poderosos narcotraficantes de Colombia, entre ellos Pablo Escobar, líder del Cartel de Medellín. Según varias fuentes, Chávez Peñaherrera se convirtió en uno de los principales proveedores de pasta básica de cocaína a Escobar. Utilizando pistas de aterrizaje clandestinas en la selva peruana, el "Vaticano" enviaba toneladas de droga en avionetas colombianas, consolidando su posición como una figura clave en el narcotráfico internacional.

Por qué le llaman "Vaticano" al narcotraficante más reconocido del Perú. (Imagen: archivo)

Su influencia no solo se limitaba al narcotráfico. Chávez Peñaherrera llegó a controlar gran parte de la frontera peruana con Brasil y Colombia, usando la corrupción y sus conexiones con las autoridades locales para garantizar el libre tránsito de su mercancía. Fue esta capacidad para mantener la operación activa, incluso bajo el escrutinio de las autoridades internacionales, lo que le permitió operar con impunidad durante muchos años.

Su relación con el poder y la caída

A pesar de su éxito inicial, Vaticano fue arrestado en 1994 por la policía en Colombia, después de intentar sobornar a los oficiales con una enorme suma de dinero. Posteriormente, fue extraditado a Perú y condenado a 25 años de prisión por narcotráfico, falsificación de documentos y otros cargos. 

Durante su encarcelamiento, Vaticano denunció que sus operaciones habían contado con el visto bueno del entonces jefe del Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos, a quien aseguró haber pagado grandes sumas de dinero mensualmente para poder operar con tranquilidad.

El impacto de Vaticano en el narcotráfico en Perú fue tan grande que, incluso después de su captura, sus operaciones siguieron funcionando de manera parcial. Tras cumplir una reducción de su condena en 2016, Chávez Peñaherrera fue liberado, aunque su nombre sigue resonando en las historias más oscuras del narcotráfico latinoamericano.

"Vaticano" fue socio del recordado narcotraficante Pablo Escobar. (Imagen: archivo)

Un oscuro legado que sigue vigente

El caso de Vaticano no solo es relevante por su conexión con personajes poderosos del narcotráfico, como Escobar, sino también por lo que simboliza en términos de corrupción y complicidad con el poder político en Perú. A pesar de los esfuerzos por acabar con estas redes, la influencia de personajes como Chávez Peñaherrera muestra cómo el narcotráfico se entrelazó con las estructuras de poder en el país durante décadas.

Hoy en día, aunque Vaticano ya no opera, su historia sigue siendo un reflejo del poder que puede ejercer el narcotráfico, no solo en el mercado de drogas, sino también en la política y la sociedad.

Temas relacionados
Más noticias de Papa Francisco