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Durante siglos, el teorema de Pitágoras fue un símbolo de la elegancia matemática griega. Su nombre, asociado a la fórmula que relaciona los lados de un triángulo rectángulo, es casi sinónimo de la geometría misma. Sin embargo, una nueva hipótesis reabre un debate olvidado: ¿fue realmente Pitágoras quien lo descubrió?

El matemático estadounidense Bruce Ratner asegura que no. En un estudio reciente, argumenta que el teorema atribuido a Pitágoras ya era conocido en Babilonia mil años antes de que el filósofo griego naciera.

Su investigación, publicada en 2009 en el Journal of Targeting, Measurement and Analysis for Marketing, se basa en tablillas de arcilla babilónicas como la célebre Plimpton 322, fechada alrededor del 1800 a.C., que muestran conocimiento explícito del vínculo entre los lados de un triángulo rectángulo mucho antes de la era helénica.

Los babilonios sabían más de lo que se creía

Ratner afirma que los matemáticos babilonios no solo conocían el teorema, sino que lo aplicaban con fines prácticos, como la agrimensura y la arquitectura.

Las tablillas revelan no solo cálculos numéricos precisos, sino también una comprensión geométrica avanzada. El teorema habría sido parte del saber utilitario de esta civilización, sin el ropaje teórico que luego le darían los griegos.

El mérito de Pitágoras, según esta línea, habría sido formalizar y demostrar el teorema dentro de un marco lógico-deductivo, pero no descubrirlo. En ese sentido, lo que Pitágoras habría hecho no es muy distinto a lo que hicieron siglos más tarde matemáticos como Euclides: organizar conocimientos dispersos bajo una estructura lógica.

¿Plagio o transmisión cultural?

Aunque el artículo de Ratner utiliza la palabra "plagio", otros expertos prefieren hablar de transmisión de saberes. En la antigüedad, los viajes, las conquistas y los intercambios comerciales eran canales de difusión del conocimiento. De hecho, varios textos griegos antiguos mencionan a los "sabios de Oriente" como fuente de inspiración.

El propio Pitágoras habría viajado por Egipto y Mesopotamia antes de fundar su escuela en Crotona. Si aprendió el teorema durante sus viajes, ¿se lo puede acusar de plagio? ¿O más bien lo adaptó a una nueva lógica filosófica y matemática, como era costumbre entre los pensadores de su tiempo?

Una historia reescrita por Occidente

Esta discusión no es nueva. Ya desde el siglo XIX, algunos historiadores de la ciencia vienen cuestionando la paternidad exclusiva griega de muchos saberes clásicos. Pero en la actualidad, con acceso digital a archivos arqueológicos y traducciones más precisas de tablillas y papiros antiguos, el debate cobra una fuerza renovada.

La investigación de Ratner no elimina el legado de Pitágoras, pero lo matiza. "No se trata de derribar ídolos, sino de entender cómo el conocimiento se construye colectivamente", escribió en su artículo. Y en ese sentido, quizás haya llegado el momento de que el teorema más famoso de la historia pase a tener más de un nombre.