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A medida que las personas envejecen, sus huesos pierden fuerza y cualquier caída puede convertirse en peligro mortal. Las fracturas en personas mayores dejan secuelas que van mucho más allá del dolor inicial.

El doctor canadiense Peter Attia, reconocido especialista en longevidad, no oculta la cruda realidad: "Si te rompes el fémur o la cadera a partir de los 65 años, tienes entre un 15% y un 30% de probabilidades de morir en un año". Una cifra aterradora que invita a actuar desde ya.

Entrevistado en el podcast "The Diary of a CEO", Attia detalló que no siempre es la fractura en sí lo que causa la muerte, sino las complicaciones derivadas por caída, como coágulos sanguíneos, embolias grasas o incluso traumatismos craneales.

Una caída después de los 65: por qué puede cambiarlo todo

Cuando una persona mayor sufre una fractura de cadera o fémur, no solo está el riesgo inmediato de complicaciones como embolias o infecciones, sino que la inmovilidad prolongada provoca una pérdida acelerada de masa muscular. Attia compara esto con "una muerte funcional".

El especialista también señala que "lo más perturbador" no son solo las muertes, sino que "del total de quienes sobreviven, el 50% nunca vuelve a recuperar el nivel de función previo a la lesión", viéndose obligados a usar bastón o ayudas de por vida.

Un estudio publicado por el World Journal of Orthopedics revela que alrededor del 22% de los mayores de 60 años fallecen al año tras una fractura de cadera. En España, esa tasa se sitúa entre el 20% y el 23%.

Qué es lo que realmente mata tras una fractura de cadera

No todas las fracturas tienen el mismo pronóstico. Hay estudios que elevan esa mortalidad al 27% en el primer año entre mayores de 65, especialmente si hay enfermedades cardíacas, demencia o complicaciones postoperatorias.

Asimismo, las estadísticas muestran que los primeros 30 días tras la fractura son críticos, ya que, en ese tiempo, el riesgo de morir es significativamente alto por complicaciones inmediatas como infecciones o embolias.

Attia resume el drama con una frase contundente: "Muchos de estos pacientes nunca vuelven a prosperar otra vez tras la caída".

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El dato más inquietante: la mitad nunca recupera su vida anterior

Attia explica que la mitad de quienes sobreviven jamás recupera el nivel de independencia previo a la fractura. Muchos necesitan bastón de por vida, mientras que otros dependen de cuidados constantes para las actividades más básicas.

Este escenario no solo afecta a la salud física, sino también al bienestar emocional y social de las personas mayores, que ven reducida su autonomía en cuestión de semanas.

Tres claves para reducir un riesgo que puede ser mortal

  1. La prevención activa es crucial: mantener huesos fuertes, prevenir caídas en el hogar y tratar la osteoporosis activamente puede reducir notablemente ese porcentaje mortal.

  2. Intervención temprana y rehabilitación: cuanto antes se opere y se inicie la recuperación, menor es el deterioro físico. Un enfoque multidisciplinar, con fisioterapia y movilidad desde el primer día, duplica las opciones de volver a casa en menos de un mes.

  3. Detectar enfermedades asociadas: tratar afecciones cardiovasculares o respiratorias puede ser clave para mejorar la supervivencia y calidad de vida.

La advertencia del médico canadiense pone el foco en un problema a menudo ignorado: las fracturas de cadera en mayores de 65 años no son simples accidentes, sino episodios que pueden marcar un antes y un después en la salud y la autonomía de quienes las sufren.