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Elveranoes una época que muchos asocian con libertad, aventura y, a menudo, un aumento en la soltería. ¿Pero qué hay detrás de este fenómeno estacional? Un estudio reciente sugiere que el clima podría tener una influencia más profunda en nuestra moralidad y, por ende, en cómo manejamos nuestras relaciones durante los meses más cálidos.

Investigadores de la Universidad de Columbia Británicaencontraron que nuestras decisiones morales pueden variar significativamente según la estación del año. En particular, durante el verano, tendemos a relajar ciertos valores morales que normalmente promueven la cohesión social, como la lealtad y el respeto por la autoridad. Estos son conocidos como "valores vinculantes", y su disminución en los meses de verano podría explicar por qué muchas relaciones se ponen a prueba, e incluso terminan, en esta época del año.

El efecto del verano en nuestra brújula moral

Durante los meses de verano, la investigación muestra que las personas tienden a dar menos importancia a los valores vinculantes que fortalecen los lazos sociales. Esto no solo se traduce en un enfoque más relajado hacia las normas sociales, sino también en una mayor disposición a priorizar la autonomía personal sobre las obligaciones hacia los demás. En pocas palabras, el verano puede hacer que nos sintamos menos atados a las expectativas sociales, lo que podría llevar a un aumento en la ruptura de relaciones o en la preferencia por la soltería.

El cambio en cómo valoramos estas normas durante el verano puede estar relacionado con un aumento en la búsqueda de nuevas experiencias y la tendencia a salir de larutina diaria. Al sentirnos más libres y menos restringidos por las expectativas sociales, muchas personas optan por explorar su independencia, lo que a menudo resulta en un aumento de rupturas sentimentales durante este período.

La influencia del clima en nuestras relaciones

El estudio también sugiere que, aunque el clima cálido y los días más largos pueden mejorar nuestro estado de ánimo general, también nos hacen más propensos a tomar decisiones impulsivas, especialmente en lo que respecta a nuestras relaciones. Los meses de verano son propicios para el cambio y la renovación, lo que, junto con una menor adherencia a los valores vinculantes, puede llevar a una reevaluación de las relaciones personales.

Por otro lado, los valores vinculantes, como la lealtad y la tradición, tienden a resurgir con más fuerza en otoño e invierno, cuando la rutina diaria se reafirma y las personas buscan mayor estabilidad emocional y social. Esta fluctuación estacional en nuestros valores puede explicar por qué las relaciones tienden a estabilizarse o reformarse con la llegada del otoño, cuando las personas buscan nuevamente el confort y la seguridad de un vínculo estable.