En esta noticia

Europa avanza hacia una transformación histórica en su red ferroviaria con la construcción de un tren de alta velocidad que conectará Roma y Múnich en apenas seis horas.

El proyecto, impulsado por firmas líderes del continente, promete renovar la movilidad regional, potenciar el turismo y consolidar el transporte sostenible como una prioridad estratégica para la Unión Europea.

La puesta en marcha de esta iniciativa quedó en manos de Deutsche Bahn, Trenitalia y la austríaca ÖBB, tres actores clave en el desarrollo ferroviario europeo.

La formación recorrerá más de 400 kilómetros por hora en pruebas, aunque operará a 300 km/h como el resto de los trenes de alta velocidad en el continente.

La estimación oficial marca fines de 2026 como fecha de inauguración, una meta que ya moviliza inversiones y expectativas. La reducción de tiempos resulta uno de los grandes atractivos.

El trayecto, que actualmente insume varias horas más, se convertirá en un corredor eficiente y competitivo frente a los vuelos de corta distancia. La promesa de mayor frecuencia también forma parte del plan: comenzará con un servicio diario por sentido, con el objetivo de alcanzar cinco traslados por jornada en el corto plazo.

¿Qué características tendrá el nuevo tren de alta velocidad?

El modelo elegido para la traza Roma–Múnich será el Frecciarossa 1000, desarrollado por Hitachi Rail y Bombardier, un tren que combina tecnología de punta y una estructura pensada para servicios internacionales.

Con capacidad para 475 pasajeros, la formación incluirá cuatro clases —entre ellas la categoría ejecutiva— y ofrecerá espacios comunes, camarotes individuales y compartidos, así como prestaciones orientadas a mejorar la experiencia a bordo.

Aunque su velocidad máxima real alcanza los 400 km/h, la operación se ajustará a los estándares europeos de 300 km/h. Esta limitación no impide que el viaje marque un salto cualitativo en rapidez, comodidad y sostenibilidad, algo que las autoridades consideran clave en medio de la transición energética.

La presencia del Frecciarossa en territorio alemán será inédita y simbolizará un paso más hacia una red continental integrada, donde los trenes de última generación conecten capitales sin necesidad de recurrir a traslados aéreos intermedios.

¿Por qué la Unión Europea impulsa este tipo de proyectos?

La Unión Europea respalda de manera activa la expansión del sistema ferroviario como herramienta para reducir emisiones, mejorar la conectividad y fortalecer el turismo, uno de los motores económicos del bloque.

Roma y Múnich, dos ciudades con fuerte atractivo cultural y comercial, representan el tipo de destinos que Europa busca unir mediante trenes rápidos y eficientes.

Un informe de la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea expuso un dato contundente: solo el 8% de los viajes transfronterizos se realiza actualmente en tren.

Bruselas pretende duplicar esa cifra en 2030 y triplicarla en 2050, alineando la movilidad con los compromisos ambientales que exigen un recorte drástico del uso de vehículos contaminantes. El nuevo tren bala se inscribe en esa estrategia.

La proyección de extender la red hacia Berlín y Nápoles en una etapa futura demuestra la intención de construir un corredor amplio, moderno y competitivo, capaz de posicionar al ferrocarril como la columna vertebral del transporte sostenible europeo.