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Un nuevo enfoque científico ha revelado que entre el 1% y el 4% del ADN de los europeos y asiáticos actuales proviene de los neandertales, que desaparecieron hace aproximadamente 40.000 años. Este vestigio genético podría explicar ciertas predisposiciones modernas.

Investigaciones recientes apuntan a que comportamientos como el tabaquismo, así como trastornos como la esquizofrenia y la depresión, podrían estar influenciados por alelos heredados de los neandertales, presentes aún hoy en millones de personas.

Una herencia genética que continúa hasta hoy

En una reciente entrevista, arqueóloga Lidia G. Merenciano ha explicado que se ha identificado un alelo específico procedente del genoma neandertal que aparece con más frecuencia en personas que fuman.

Este hallazgo, aunque todavía bajo investigación, sugiere una posible vulnerabilidad genética que empujaría a ciertos individuos a desarrollar adicciones con mayor facilidad.

La genética moderna ha confirmado que los neandertales y los Homo sapiens mantuvieron relaciones sexuales durante su coexistencia en Europa, lo que permitió un intercambio genético que aún perdura. Parte de ese material heredado habría influido en sistemas neurológicos complejos, incluyendo los relacionados con la motivación y el control de impulsos.

Esto no implica que el hábito de fumar sea inevitable o biológicamente determinado, pero abre una vía para entender por qué algunas personas desarrollan adicciones de forma más intensa o resistente al tratamiento.

Depresión y esquizofrenia, también bajo la lupa genética

El mismo alelo que podría estar relacionado con el tabaquismo también se ha asociado a una mayor predisposición a trastornos mentales como la esquizofrenia y la depresión.

¿Por qué la selección natural no eliminó estos genes si tienen efectos adversos? Una de las hipótesis científicas plantea que algunos de estos alelos neandertales, en su contexto original, ofrecían ventajas en entornos hostiles.

Por ejemplo, una hipervigilancia aumentada podría haber sido útil para sobrevivir en condiciones extremas, aunque hoy se traduzca en ansiedad o esquizofrenia en ciertos individuos.

También se ha planteado que ciertas variantes genéticas que hoy asociamos a la depresión estaban ligadas a una mayor capacidad introspectiva o a la inhibición del comportamiento impulsivo, útiles en sociedades antiguas.

La inmunidad como herencia útil

No todos los genes neandertales tienen un impacto negativo. De hecho, parte de la herencia genética de nuestros antepasados aportó beneficios como el sistema inmunológico frente a patógenos que el Homo sapiens desconocía al llegar a Europa.

Este legado inmunológico permitió a nuestra especie adaptarse con mayor eficacia a nuevos virus y bacterias, y representa un ejemplo de cómo la evolución y la mezcla genética pueden tener consecuencias complejas y ambiguas.

Cómo saber si llevamos genes neandertales

Hoy es posible conocer si una persona tiene ADN neandertal a través de análisis genéticos comerciales o estudios más avanzados de genómica personal. Empresas especializadas ofrecen estos servicios, revelando qué porcentaje del genoma de un individuo pertenece a esta línea ancestral.

Según estudios globales, los niveles más altos de ADN neandertal se encuentran en poblaciones europeas y asiáticas, mientras que las poblaciones subsaharianas tienen una carga genética neandertal mínima o nula, debido a que la hibridación ocurrió después de la salida del Homo sapiens de África.

Hacia una comprensión más compleja de la salud

Estos descubrimientos no buscan culpabilizar a la genética de nuestras decisiones personales. Más bien, invitan a repensar cómo nuestros genes interactúan con el entorno, la educación y la cultura para moldear nuestras vidas.

Estas investigaciones marcan una revolución en la forma de concebir la salud: no se trata solo de combatir síntomas, sino de entender las raíces evolutivas que hacen a cada persona única. En el futuro, saber si se porta un alelo específico podría ayudar a diseñar intervenciones preventivas o terapias más efectivas.

Aunque el legado de los neandertales desapareció en lo físico, su huella en nuestra genética y comportamiento sigue viva. Entender esa influencia no solo arroja luz sobre nuestro pasado, sino también sobre las decisiones que tomamos hoy.

Comprender mejor estos vínculos puede ayudar a desarrollar tratamientos más personalizados para el tabaquismo y los trastornos mentales.