

En pleno desierto de Atacama, al norte de Chile, avanza un megaproyecto científico financiado por China que ha desatado una creciente tensión diplomática con Estados Unidos. Se trata del telescopio TOM, una instalación astronómica valorada en 80 millones de dólares y desarrollada junto a la Universidad Católica del Norte.
La embajada china en Santiago ha negado estas acusaciones y acusa a Washington de sabotear la cooperación científica en Sudamérica. El proyecto ha puesto al Gobierno de Gabriel Boric en una posición compleja, ya que debe revisar la legalidad del acuerdo.
La Universidad Católica del Norte defiende su alianza científica con China en Sudamérica
La Universidad Católica del Norte (UCN), con sede en Antofagasta, ha salido públicamente a respaldar el megaproyectocientífico que desarrolla junto al gobierno chino.

En un comunicado oficial, la institución calificó al telescopio TOM como "una oportunidad para el desarrollo científico regional" y aseguró que su actuación se ajusta plenamente al marco legal vigente en Chile. La UCN también confirmó que está colaborando con la Cancillería para aclarar los términos del acuerdo.
La defensa de la universidad se produce en un contexto de cuestionamientos, tras la filtración de documentos donde la embajada estadounidense en Santiago alerta sobre un posible uso dual del telescopio para rastrear satélites.
Sin embargo, el embajador chino, Niu Quinjbao, ha desestimado estas acusaciones, acusando a Estados Unidos de querer mantener su hegemonía astronómica en Chile. Desde la UCN insisten en que el TOM impulsará la investigación en el norte chileno y generará beneficios concretos para la comunidad académica local.
Astronomía y diplomacia: el impacto geopolítico del megaproyecto en Sudamérica
El telescopio TOM expone las tensiones entre China y Estados Unidos y también plantea un desafío para la gobernanza científica enSudamérica. La falta de una normativa clara sobre la cooperación internacional en astronomía deja a países como Chile en una posición vulnerable ante presiones externas.

Además, evidencia cómo los avances tecnológicos en regiones estratégicas, como el desierto de Atacama, pueden convertirse en herramientas de influencia diplomática. Para expertos locales, este tipo de iniciativas demandan nuevas reglas que equilibren el desarrollo científico con la soberanía nacional.












