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El silencio puede ser más elocuente que mil palabras. En el mundo de las memorias de Estado, lo que se omite suele ser tan revelador como lo que se incluye. Cuando una figura histórica decide contar “su verdad”, la lista de invitados a ese relato final es crucial. Quedar fuera de ella no es un simple olvido, es una declaración: es un intento de borrar a alguien de la historia oficial.
Para la opinión pública, esta omisión deliberada funciona como un catalizador. Lejos de silenciar un capítulo incómodo, lo que consigue es volver a poner el foco sobre él, dándole nueva vida. El protagonista “borrado” se ve entonces en la tesitura de aceptar ese ninguneo o de recordar al mundo, y al autor, que su versión de los hechos también existe y tiene el poder de reescribir el relato.

El Rey “olvida” a Bárbara Rey en sus memorias y ella responde: “Si yo hablo, arde Troya”
La publicación de “Reconciliación” (Ed. Planeta), las esperadas memorias del rey emérito Juan Carlos I coescritas con la historiadora francesa Laurence Debray, ha provocado un terremoto mediático. Sin embargo, el escándalo no ha surgido por lo que el libro cuenta, sino por lo que flagrantemente calla. En sus páginas, el monarca hace un repaso de sus errores, mencionando explícitamente a Corinna Larsen como uno de ellos, pero ha “borrado” por completo cualquier referencia a Bárbara Rey.
La omisión es notoria. La relación extramatrimonial que el monarca mantuvo con la vedette murciana durante años es uno de los episodios más documentados y polémicos de su reinado, implicando supuestos chantajes, operaciones del CNI (entonces CESID) y el presunto uso de fondos reservados para comprar su silencio. Que Juan Carlos I haya decidido “limpiar” su biografía oficial de este capítulo no ha sentado nada bien a la otra protagonista de la historia.
La reacción de Bárbara Rey a este “olvido” ha sido inmediata y demoledora. Abordada por la prensa, la actriz ha lanzado la advertencia más directa hasta la fecha, esta vez en primera persona. “No te puedo decir nada, porque si yo te digo algo, va a arder Troya”, ha sentenciado Rey, visiblemente molesta, a los micrófonos de agencias como Europa Press.
Con esta frase, Bárbara Rey cambia el eje de la amenaza. Ya no se trata de lo que él pudiera contar (como se especulaba en abril), sino de lo que ella se reserva. La vedette añadió más leña al fuego con una pulla directa a la larga lista de relaciones del emérito: “Es que si tenemos que salir todas, necesita la Espasa”. Su advertencia es clara: si el Rey la borra de su libro, ella puede contar en el suyo.
¿Por qué Juan Carlos I sí menciona a Corinna y omite a Bárbara?
La estrategia detrás de las memorias “Reconciliación” parece clara: controlar el relato. Los expertos en Casa Real apuntan a una diferencia fundamental entre ambos casos que explicaría la decisión del emérito de mencionar a una y borrar a la otra. El objetivo del libro es buscar el perdón y justificar sus errores ante la historia, por lo que gestiona sus escándalos de formas distintas.
El “caso Corinna” es su mayor problema legal y financiero a nivel internacional. Fue el que provocó su abdicación tras el escándalo de Botsuana y el que derivó en investigaciones judiciales en Suiza y España por sus cuentas opacas. En el libro, admitir su relación con Corinna como un “error” es una estrategia de “control de daños” necesaria ante un hecho que ya es un escándalo judicial y público global.
En cambio, el “caso Bárbara Rey” es diferente. Aunque explosivo, es un escándalo de carácter más nacional, ligado a los “bajos fondos” del Estado y a los servicios de inteligencia. Omitirla es un intento de relegar su historia a la categoría de “rumor” o “asunto menor”, evitando reconocer que el CESID tuvo que movilizarse por una relación personal del monarca.
La propia Bárbara Rey lo resumió así tras conocer su omisión: “Hay personas que utilizan a la gente y, cuando ya las han utilizado, no existen en su vida”. El silencio del Rey en su libro busca invalidarla, pero ha conseguido el efecto contrario: darle la palabra y recordar que el archivo que ella posee sigue intacto.
El otro gran “olvido”: ¿Qué dice el libro sobre sus finanzas en Suiza?
Aunque el Rey sí admite el “error” de Corinna, los primeros análisis del libro en Francia (donde ya se ha publicado) señalan que el monarca pasa de puntillas sobre el epicentro de sus problemas: el dinero. La prensa internacional destaca que “Reconciliación” es más una justificación personal y una reivindicación de su papel en la Transición que una confesión financiera completa.

El libro intenta “limpiar” su imagen admitiendo errores sentimentales, pero evita profundizar en los temas más espinosos que investigó la fiscalía, como el origen de su fortuna en el extranjero, sus fundaciones opacas y la donación de 65 millones de euros que recibió de Arabia Saudí.
La estrategia es clara: reconocer los “pecados” personales (como Corinna) para que parezca una confesión honesta, mientras se silencian los “delitos” financieros más graves. En esta limpieza, Bárbara Rey fue considerada un daño colateral que no merecía ni una mención, un “olvido” que ahora amenaza con reabrir la caja de los truenos.













