

En el kirchnerismo hay quienes creen que Daniel Scioli será un "Cámpora" de Cristina Fernández de Kirchner. En el neosciolismo, en cambio, con la fe de los conversos, auspician que en un hipotético gobierno, el ex motonauta se cobre en seguida lo sufrido y no tanto lo ganado en esta década. La Tercera Posición, no peronista, sino naranja, de los más cercanos al gobernador bonaerense: Scioli hará sciolismo.
"Pondré mis colaboradores, como siempre lo he hecho", anticipaba Scioli sobre su hipotético gabinete que, en envíos diarios, está bosquejando. La receta de su elaboración, por ahora un mix: peronismo, incluyendo al cristinista (Sergio Urribarri y Julián Domínguez), gobernadores aliados (Jorge Sapag de MPN y el ex radical Maurice Closs), funcionarios actuales con quienes tenía diálogo aunque ellos lo negaran (Diego Bossio) y los propios, de su riñón: Alberto Pérez y Silvina Batakis en las áreas clave, Jefatura y Economía.
"Scioli va a contener a todos los sectores del FpV, símil Néstor Kirchner de 2003 a 2005 antes de enfrentar al PJ. No como el último periodo de Cristina, que se encerró en La Cámpora", analizó un naranja de sangre. Justamente, ningún referente de la agrupación de Máximo Kirchner aparece siquiera en el borrador del eventual Ejecutivo sciolista. Un mensaje. Un gesto. No una provocación gritada.
"Scioli no va a romper con Cristina. A lo sumo Cristina romperá con Scioli", es la máxima que se repite entre los colaboradores que se cansan de retratar a un Jefe como "el que habla con todos". Así como no negó a Carlos Menem, demonizado por el kirchnerismo, no debería negar a Cristina.
Pero su gabinete "plural" no está exento de posibles disputas internas. Batakis disputará con Miguel Bein el oído de Scioli (ver aparte) y Bossio y Domínguez, fallidos candidatos a gobernador bonaerense (el primero se bañó de humildad y el otro perdió la interna) ya quieren cobrarse revancha en 2019.












