

El kirchnerismo es el único animal (político) que tropieza dos veces con la misma piedra. Indignados por su lanzamiento como precandidato a gobernador bonaerense, por ahora de palabra, gran parte de sus eventuales competidores se unieron al coro de críticas, bajo la dirección de la Casa Rosada, contra Martín Insaurralde. Misiles dialécticos que sciolizan al ya de por más sciolizado ex diputado del Frente para la Victoria. Tomando prestado el optimismo naranja, esto esperan en la intendencia de Lomas de Zamora, a la que el intendente regresó mientras era seducido (con su permiso) por el massismo que le ganó en 2013. Coqueteo que le valió el veto K...y una caída en su imagen luego de encabezar todos los sondeos.
Mientras en sus pagos recriminan que los golpes esconden un temor encuesteril, en el oficialismo juran que la bronca es ideológica. Al punto que ya circula una velada amenaza entredientes que equipara aún más al lomense con Daniel Scioli, a quien persigue como una maldición el mismo ultimátum a pesar de las minimizaciones de La Plata. El mandatario presidenciable fue el único dirigente del engranaje K que festejó en público que el jefe comunal haya soltado la garrocha. Mientras otros evitaron publicitarla, la verborrágica Diana Conti no la pudo contener. "No creo que Insaurralde sea candidato a gobernador. Lo que dice no lo tomaría como definitivo, se que él pretende ser candidato pero esperaría un poquito porque no creo que lo sea", advirtió, no sin picardía, la diputada ultra K. En el peronismo bonaerense comparten esa "sensación".
Ayer a la madrugada, Insaurralde se "lanzó" en el programa de Alejandro Fantino. Con un monólogo más anaranjado que hoy el del propio gobernador que se tiñó de celeste y blanco, confirmó lo obvio: que quiere ser precandidato y prometió "continuar con las políticas que ha hecho bien Daniel Scioli".
La noticia la terminaron agigantando desde la mañana sus eventuales contrincantes de la interna K. Malón que ya llega a una insólita docena. Contemos: el ex presidenciable Julián Domínguez (titular de Diputados), su férreo contrincante Diego Bossio (titular de Anses), el devidista Juan Patricio Mussi (intendente de Berazategui), el alicista Carlos Castagnetto (viceministro de Desarrollo) y el autolanzado Fernando "Chino" Navarro (diputado provincial). Varios de ellos encabezaron, tras supuestos llamados del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández para coordinar la ofensiva, el Operativo Rechazo.
"El Bailando (por un sueño) lo mareó", lo chicaneó Bossio. "Claramente, Martín no es el candidato que represente al modelo", definió Mussi. En silencio pero lejos del perdón cristiano, Domínguez envió a su tropa. "A Insaurralde cualquier colectivo lo deja en la puerta", se quejó la secretaria parlamentaria del FpV, Teresa García.
Sigamos contando, hay otro pelotón de precandidatos más "sciolista": Sergio Berni (Secretario de Seguridad, que ayer tomó un café con la primera dama bonaerense, Karina Rabolini), el reconvertido Gabriel Mariotto (vicegobernador), la ministra provincial Cristina Alvarez Rodríguez (con postulación en duda post-efecto porteño Marangoni), Fernando Espinoza (intendente de La Matanza) y el cordobés Santiago Montoya (presidente Grupo Bapro, que ayer se definió como "el único candidato de Daniel" aunque el sciolismo lo desmiente).
Esto último es clave para Insaurralde. Oveja negra K, durante los meses de coqueteo con Sergio Massa, Insaurralde buscó obtener una promesa de Scioli para no mudarse a Tigre: su bendición. "El candidato a presidente pone al gobernador, no al revés", argumentan en la gobernación, sin añadir la aún misteriosa estrategia electoral de Cristina Kirchner, para justificar que el ex motonauta no apadrinará a ninguno. Antecedente: post-declaración de amor 2.0 de Insaurralde, Scioli hizo sciolismo explícito: se fotografió con Domínguez y Bossio.













