Cristina Fernández de Kirchner, a instancias de la cartera de Florencio Randazzo, impulsó las PASO. No fue la única ironía, con el ministro de Transporte e Interior quedando afuera de las primarias: el Gobierno que las implementó es el que menos las usa. Desde la óptica oficial, resulta relevante la competencia bonaerense. "No fue sólo para tapar la negativa de Randazzo", reflexionan en despachos oficiales. Ocurre que mientras el caudillismo del Conurbano pugna aún por una fórmula única, en el oficialismo mantienen la competencia. Desde que anunció a su candidato a vice, el titular de la Afsca Martín Sabbatella, odiado entres los intendentes por sus colectoras de Nueva Encuentro, se rumorea que Aníbal Fernández quedará en el camino. Las versiones crecieron cuando Julián Domínguez y Fernando Espinoza se sintetizaron en una sola opción.

"El aparato del PJ está con Julián", confían en el dominguismo que, a diferencia del binomio del Jefe de Gabinete que se presentó en la Rosada, se lanzaron rodeados de intendentes en el bar Carreto de San Justo (en La Matanza de Espinoza), mismo lugar que se presentó Scioli-Balestrini en 2007.

"No lo van a dejar solo a Aníbal", evalúan en Balcarce 50 sobre las preferencias de los jefes comunales. Hoy por hoy, más allá del ADN pejotista del quilmeño, su oferta parece "más cristinista". Sabbatella dijo ayer que su binomio "expresa lo que es el kirchnerismo". Y sus contrincantes son 100% PJ.

No es lo único que los diferencia. "Si bien hay sesiones en la Cámara, tenemos más tiempo libre que Aníbal para sacarle kilometraje", se entusiasman en Diputados con hacer en campaña dos actos, mínimo, por día. Hoy el equipo de Domínguez reunirá para hacer el "masterplan" de lo que viene.