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La secretaría de Energía confirmó un dato que se venía comentando en el sector petrolero. En octubre, Argentina alcanzó la mayor producción petrolera de su historia.

Con un promedio de 859.500 barriles de petróleo por día, es el valor mensual más alto del que se tiene registro. El dato anterior era de 1998, cuando se habían superado los 850.000 barriles por primera vez.

Tras ese “pico”, el precio del petróleo cayó, y la producción fue en ese sentido. Y luego, Argentina comenzó con sus problemas económicos: devaluación y pesificación en 2001, retenciones a las exportaciones durante al kirchnerismo, la expropiación de YPF.

Todo ese cuadro contribuyó para que Argentina retrocediera varios casilleros en la producción de petróleo. El círculo virtuoso comenzó a reanudarse durante el gobierno de Mauricio Macri. Pero los especialistas también destacan que la expropiación de YPF favoreció la producción.

Los accionistas anteriores de YPF (Repsol y el grupo Eskenazi) bajaron los niveles de producción. Y eso fue en paralelo con los primeros indicios sobre el potencial de Vaca Muerta, la formación neuquina.

Cuando se expropió, la nueva conducción -encabezada por Miguel Galuccio- retornó los niveles de producción previos a los accionistas anteriores. Y hasta los mejoró. El lado negativo es que la expropiación fue desafiada en tribunales judiciales de EE.UU, donde le reclaman más de u$s 16.000 millones.

Tras su decisión de ser una compañía totalmente volcada al “shale”, YPF logró en octubre un récord de producción de 190.000 barriles, obtenidos de manera “no convencional”.

Los números

Argentina pasó de un déficit comercial energético hasta 2023 a revertirlo en 2024, y acrecentarlo en 2025. En octubre, la balanza energética dio positiva en u$ 615 millones, un crecimiento del 15% con respecto a 2024 (u$s 533 millones).

Las exportaciones de 2025 ya llegaron u$s 7876 millones, un 16% por arriba que en 2024, cuando fueron de u$s 6781 millones.

En el mismo período, las importaciones cayeron de u$s 3486 millones (en 2024) a u$s 2757 millones (en 2025), un retroceso de 20%.

Por el crecimiento de las exportaciones y la caída de las importaciones, el superávit comercial sigue creciendo. Hasta octubre, fue de u$s 5118 millones, un salto del 55% con respecto a los u$s 3295 millones de 2024,

El crecimiento se da en circunstancias particulares. El precio del petróleo cayó 10% contra 2024. Como una forma de atenuar ese impacto, hay una suba de los volúmenes despachados al exterior.

La transformación

Hace apenas dos años, la industria que hoy genera un excedente que supera los u$s 5000 millones, generaba un “rojo” -más importaciones que exportaciones- por casi u$s 1900 millones.

La nueva situación petrolera marca que la diferencia entre el “rojo” de 2023 y el “verde” de 2025 es de casi u$s 7.000 millones.

La meta del Gobierno y las empresas para este año era llegar a u$s 10.000 millones de exportaciones. Aún con precios en baja, el objetivo luce alcanzable.

Más allá del crecimiento de las exportaciones, la mayor ganancia de dólares viene por el ahorro a la hora de las importaciones. Este año, se trajó energía por u$s 2421 millones.

En 2023, se importó por u$s 6175 millones -casi el triple que en 2025-, mientras que en 2022 se requirió energía extranjera por u$s 10.423 millones, casi cuatro veces más que ahora.

Las razones

La explicación que tiene el grueso de la industria tiene dos vertientes. Por un lado, la construcción de un gasoducto -lo propuso la administración de Mauricio Macri, la de Fernández lo relegó hasta 2022, y allí actuó a gran velocidad- ayudó a disminuir las compras de gas extranjeras.

Pero, por otro lado, hubo obras de oleoductos que se reactivaron o se hicieron, que permitieron el avance de las exportaciones. Para esas obras, las reglas de juego “estables” para las petroleras -retenciones y regalías sin cambios- fueron importantes, según confiesan ejecutivos del sector.

La actual administración permitió la política denominada “export parity”. Por la misma, las petroleras pueden vender en los surtidores con precios locales equivalentes a lo que obtendrían despachando ese petróleo con el mercado internacional.

El gobernador Kicillof no parece compartir esa política implementada por el gobierno de Milei, cuyo principal defensor es Horacio Marín, el presidente de YPF.