La derrota en las elecciones, que le quitaron el pase al balotaje, y las acciones por parte de miembros de su coalición, forzaron a Patricia Bullrich a manifestar su apoyo a Javier Milei. Y con ello, la firma de un documento con puntos de consenso del plan económico en caso de que el libertario ocupará la presidencia.

Entre las propuestas que fueron enumeradas en la conferencia de presa, luego del encuentro tripartito en la casa de Mauricio Macri, se destacaron la eliminación del capitalismo de amigos, la reforma del estado, el equilibrio fiscal y el fin de la emisión monetaria para financiar el Tesoro.

Pese a que el camino a la campaña general de agosto tuvo como eje la dolarización, el plan económico de quien iba a ser su ministro de Economía, Carlos Melconian tenía discrepancias con el del líder de La Libertad Avanza (LLA).

Con base en la discusión del carácter de shock o gradualismo de las medidas, el programa del presidente de la Fundación Mediterránea proponía políticas diferentes en cuanto al futuro de la moneda nacional, el Banco Central (BCRA), la eliminación del cepo, los empleados y empresas públicas.

En oposición al caballo de batalla de Milei, de que los argentinos elijan libremente el sistema monetario con la posibilidad de la dolarización, la propuesta de Melconian, dadas su proyección de u$s 10 mil millones de reservas negativas, era que sobrevivan las dos monedas.

"El bimonetarismo es lo mismo que ahora, pero sin hipocresía. No es competencia, es convivencia", sostuvo Melconian en conversación con María O´Donell previo a los comicios. Y agregó: "En esa economía, tipos que vengan a timbrar con activos de la Argentina, para luego darse vuelta y venderlos, no puede ocurrir".

Y con ello, planteaba la supervivencia del BCRA, aunque con modificaciones de la carta orgánica. Lo que lo distanciaban aún más Milei quien propuso la eliminación del organismo para "terminar con la máquina de imprimir billetes".

Las diferencias también se extendían al cepo. Si bien ambos tenían como objetivo eliminar las restricciones para el acceso a la moneda estadounidense, discrepaban en cuanto al lapso. "Un tipo de cambio libre y flotante con entrada y salida de capitales no viene el primer día", aseguró Melconian junto con Alejandro Fantino.

Así, para quien pudo haber sido el Titular de Hacienda, de Bullrich el condicionante para terminar con el cepo era el éxito de plan. Pero en el camino a ello, habría excepciones: como un precio administrado para todo lo ligado a alimentos y a la olla popular.

Una posición con la que no coincidía Milei. Como declaro en la plataforma electoral, el objetivo del libertario, en caso de triunfar en las urnas y llegar a la Casa Rosada el 10 de diciembre, sería terminarlo de forma inmediata, aunque en declaraciones posteriores modero su intención.

"No es instantáneo, lleva un tiempo hasta que se limpien las leliqs que como mucho tardara tres meses", afirmó en el programa de Eduardo Feinmann. Y agregó: "Si no es una hiperinflación que llevará los niveles de pobreza arriba del 90%".

En cuanto a los cambios en la estructura estatal, pese a que los dos querían una reducción ministerial hasta 8 carteras, diferían en cuanto al accionar con respecto a los empleados públicos.

Opuesto achicar mediante retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, la cabeza de Mediterránea quería aplicar el mismo sistema que uso en su gestión en el Banco Nación, durante la gestión de Cambiemos: "el personal que se retira no sé repone". La causa de ello era que concebía que la sociedad argentina tiene derechos, que no se puede sacar.

Una visión que se extendía también al futuro de las empresas públicas. En el corto plazo, Melconian no quería privatizar Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF) por su rol clave en el segmento energético local, pero sí proponía un cambio en la dirigencia. "No puede ser que vos vayas a YPF y te digan que el de relaciones públicas de La Cámpora maneja la compaña", sostuvo en Neura Media.

Similar manager privado pretendía llevar a Aerolíneas Argentina "para darle una solución". Debido a que sostenía que había interesados en operar los servicios de la empresa, desde el mantenimiento hasta los simuladores de vuelo.

Así, el rechazo por la privatización se debía, en parte, a que se le adjudicaban gastos que no le correspondían. Melconian, aseguraba que, en la publicación del déficit de empresas públicas, el 42% se debía a los subsidios a la electricidad que se le otorgan los consumidores privados.

En cambio, con la presidencia de Carlos Menem en el horizonte, y como se reafirmó en las últimas semanas, las intenciones de Milei es que la compañía aérea pase a las manos privadas. "No puede ser que los que no toman aviones estén subsidian a los sí. Le damos a dar caja para funcionar durante un año y se la entregamos a los empleados para que hagan la depuración", afirmó junto a Feinmann.