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Dentro de la CGT, las aguas siguen revueltas luego del comunicado del lunes último suspendiendo la reunión del Consejo Directivo y dando por "superada" la convocatoria para analizar un plan de acción en repudio al atentado a la Vicepresidenta Cristina Kirchner. Los disgustos, incluso, corren entre aliados. Hubo cruce de mensajes, llamados a la concordia y quienes aún insisten con una muestra de fuerza en las calles y solo buscan determinar cuándo.
La decisión a nivel del triunvirato de suspender la reunión del lunes y anunciarlo por un parte informativo dejó cicatrices. Quizás la más visible, en el sector minoritario que supo unir en las calles al moyanismo con las fuerzas de la Corriente Federal, donde todavía esperan una explicación para la cancelación que les llegó cuando ya muchos dirigentes se encontraban en viaje o a punto de salir hacia la sede de Azopardo.
Uno de sus exponentes, Sergio Palazzo (La Bancaria), es el que se muestra más enfático en cuanto a que se retome la reunión cancelada y se abra el debate a toda una agenda de situaciones no resueltas sobre el mundo laboral. Hoy, encabezaba la reunión directiva en su gremio pero había decidido, en principio, no hablar hasta tanto no lo hicieran quienes tomaron la decisión el último lunes.
"Lo que se había resuelto el viernes pasado era seguir dialogando sobre un curso de acción que se debe adoptar desde el Consejo Directivo. La reunión no se puede cancelar de modo unilateral", insistieron desde el entorno del dirigente bancario ante la consulta de El Cronista. Aunque desmintieron la idea que circuló respecto a una posible ruptura.
En el espacio de la Corriente Federal que tiene como referentes al propio Palazzo o a Omar Plaini (Canillitas) entre otros gremios, no solo cayó mal la forma de comunicarlo -y decidirlo- sino también ver la firma de Pablo Moyano, el triunviro con el cual se alinean políticamente como una voz más crítica del Gobierno dentro de la central.
"Tenía que firmar", fue la explicación que dieron dos referentes del espacio. Y aludieron al "protocolo": "No le quedaba otra". Si el comunicado suspendiendo la convocatoria se publicaba sin la firma siquiera de los tres co-secretarios generales hubiera significado una ruptura de facto.
Lo que se había resuelto el viernes pasado era seguir dialogando sobre un curso de acción que se debe adoptar desde el Consejo Directivo. La reunión no se puede cancelar de modo unilateral
Desde el círculo del dirigente de los camioneros no hubo una explicación formal sobre la decisión. Informalmente, deslizaban que la movilización del viernes fue tan masiva que no había forma de empardarla. En rigor, cuando la reunión del Consejo Directivo del viernes se levantó porque se aproximaba la hora de ir a la cita en la Casa Rosada, ya muchos sospechaban que no habría quórum para la movida el lunes.
Esa misma mañana, la Corriente Federal llegaba a la reunión del Consejo Directivo decidida a impulsar un plan de acción de repudio al atentado a la Vicepresidenta que podía incluir una huelga, un cese de actividades y diversos destinos hacia dónde marchar. Todas las opciones estaban en la mesa. Al contrario de lo que sostienen desde la cúpula, consideraban que el desahogo del viernes planteaba un escenario distinto, mucho más calmo, para pensar en un mayor protagonismo de la central sin que eso altere la "paz social".
Así y todo, aclaraban que el objetivo era preservar la unidad de la CGT. Quizás por ello la catarsis posterior al plantazo del lunes discurrió por lo bajo, en llamadas bilaterales y whatsapp cruzados. Aún hoy, y con los ánimos todavía caldeados, ningún sector piensa -o admite en público- en romper.
PAZ SOCIAL
En declaraciones a Radio Provincia, el secretario general adjunto de la CGT, Andrés Rodríguez (UPCN), insistió hoy en la argumentación 'oficial' de que la movida espontánea del viernes había sido suficiente y que de ningún modo la CGT bajó los brazos sino que se mantiene en estado de alerta.
"Quedó demostrada la posición de la CGT" y respecto a un paro lo definió como "una herramienta y un instrumento muy fuerte del movimiento sindical y solamente es usable cuando las realidades del mundo laboral se ven en peligro". Reiteró que debe priorizarse el "consenso, (la) concordia y la unidad nacional" así como la "paz interior".
Tampoco la Central de los Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina motorizará de momento la movilización que habían consensuado el viernes con el moyanismo y la Corriente Federal. No obstante, ante la consulta de este medio remarcaron que estudian cuándo salir a las calles. Podrían hacerlo ante una novedad en la investigación o atentos a lo que suceda en la causa Vialidad, que interpretan como parte de la misma trama que derivó en un clima enrarecido en la Argentina con el kirchnerismo en general y la Vicepresidenta en particular.
Un paro es una herramienta y un instrumento muy fuerte del movimiento sindical y solamente es usable cuando las realidades del mundo laboral se ven en peligro
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