Alberto Fernándezno cerró aún el frente externo que tiene la Argentina con el FMI por el acuerdo para el pago de la deuda, pero ya cosechó un nuevo abanico de batallas internas que, puertas dentro, amenazan con resquebrajar su propio gobierno y, hacia afuera, podrían debilitarlo severamente en su gestión. En menos de una semana el Presidente se ganó nuevos conflictos para su gestión. Algunos de los ejes de tensión son exógenos y no están al alcance de la resolución de la Casa Rosada. Pero otros focos de choque fueron autogestionados desde el mismo gobierno como los aumentos de retenciones al campo o las duras peleas abiertas con Cristina Kirchner. En el gobierno admitieron anteEl Cronista que "crece la preocupación" por los niveles de agresión verbal que perciben en algunos referentes de la oposición e incluso en las mismas filas del Frente de Todos alineadas con La Cámpora. Pero no se ven posibilidades de solución inmediata y quedaron abiertos los siguientes cinco frentes de conflicto. En su segunda embestida contra el Presidente en menos de una semana el referente de La Cámpora, Andrés "Cuervo" Larroque, denunció de manera descarnada: "Estamos viviendo un momento de peligrosa autoproscripción de un sector de la fuerza. Acá opina un kirchnerista y es un drama, se rompe la unidad. Cuando alguien cercano al Presidente dice cualquier pavada no ocurre nada". La frase de Larroque llegó unos minutos antes del nuevo video que difundió ayer Cristina Kirchner de los ataques a su oficina en el Senado. La expresidenta aseveró que "que alguien planificó y mandó a ejecutar, grave". No quiso dar nombres. Pero quedó flotando en el aire las críticas veladas al mismo gobierno por su "silencio que aturde" como había dicho Larroque o la eventual inacción del Ministerio de Seguridad. La relación entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández está en su peor momento. Pero ahora pasó a una etapa de escalada de mayor confrontación donde las acciones de La Cámpora y el kirchnerismo duro son imprevisibles. Esas respuestas ya no serán controlados como antes por la vicepresidenta. "Todo puede estallar en mil pedazos en minutos o volver a la unidad con algún gesto", expresó un secretario de Estado con preocupación por este frente de conflicto abierto. En el entorno cristinista aseguran que la actitud del Presidente sumado a las respuestas de Aníbal Fernández a Larroque alteraron los ánimos de la vicepresidenta tras los ataques a su oficina. Nadie sabe cómo terminará esta guerra interna y despiadada. Los votos oficialistas en el Senado también pueden depender del humor de la vicepresidenta al momento de la votación del acuerdo con el FMI. La decisión del gobierno de cerrar temporalmente los registros para nuevas exportaciones de aceite y harina de soja despertó un fuerte malestar en el campo. A esto se la añade la idea de imponer un aumento de las retenciones a esos productos. Según pudo saber El Cronista, la Mesa de Enlace del campo nunca fue consultada por estas medidas. El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, cortó el diálogo con el campo y el deja vù de una 125 remixada ya es un hecho. Los dirigentes de distintas entidades agrícolas como los productores autoconvocados discuten en estas horas la posibilidad de tomar medidas de fuerza como en el 2008. Iván Castellaro, un productor autoconvocado de Santa Fe que tien mucho arrastre en el sector alertó: "¡El Gobierno hizo una declaración de guerra contra el sector productivo! ¡A preparar los fierros viejos que llegó el momento de defender el presente y futuro del país!". En diálogo con El Cronista, el titular de Conninagro, Carlos Iannizotto, se mostró más cauto aunque no menos enojado que Castellaro. Es que Julián Domínguez no sólo no habló con la Mesa de Enlace sino que ven allí a un funcionario que cada vez tiene menos poder. Desde Coninagro y otras entidades advierten que habrá una ronda de consultas con la oposición en el Congreso antes de pasar a un plan de acción de protestas. Pero la idea de cortes de ruta está a la vuelta de la esquina. La medida contra el campo que tomó Alberto Fernández tampoco fue consultada con los gobernadores de su propia fuerza que tienen fuertes intereses en el agro como son Juan Schiaretti (Córdoba), Omar Perotti (Santa Fe), Gustavo Bordet (Entre Ríos) o Axel Kicillof (Buenos Aires). Esto desató un fuerte malestar en la liga de mandatarios del PJ que podrían esmerilar el poder del Presidente. Ayer, Schiaretti y Perotti rechazaron abiertamente la decisión de la Casa Rosada de frenar las exportaciones de aceite y harina. Tampoco comulgaron con el aumento de retenciones para estos rubros. "Perjudica la producción cordobesa y va en contra del ingreso de divisas que son necesarias para nuestro país", criticó Schiaretti. En tanto, Perotti advirtió: "se debe tener cuidado con incentivar a la desindustrialización", dijo. La batalla con los gobernadores del PJ no es precisamente un frente que le convenga a Alberto Fernández si quiere avanzar con su proyecto reeleccionista. A pesar de que el entorno del Ministro de Economía lo niegan tajantemente y aseguran que no va a pasar nada con Guzmán, en la Casa Rosada hay funcionarios que insisten en que el funcionario quedó debilitado tras la aprobación en Diputados del proyecto de acuerdo con el FMI. Es que allí se dejó afuera el plan económico que diagramó el jefe de Economía. Ayer en el Senado Guzmán volvió a defender el acuerdo con el Fondo y recalcó que la Argentina "necesita la capacidad de evitar un shock desestabilizante". Se mostró desafiante en una actitud que contrastó a su ausencia la semana pasada en Diputados ya que estaba de viaje en Estados Unidos. El desprecio del kirchnerismo es tan grande que quedó graficado en una foto: mientras Guzmán exponía en las comisiones del Senado el acuerdo sellado con el Fondo, Cristina Kirchner mantenía reuniones en su despacho con el gobernador Axel Kicillof y el ministro Wado de Pedro. Algunos mal intencionados del mundo K aseguran que la charla rondaba en torno a los "sinsabores" que dejará el entendimiento cerrado por el ministro para la economía argentina. Desde Economía niegan futuros cambios y aseveran que "Guzmán está firme" en su cargo. Pero estas voces parecerían desoír los reiterados pedidos del kirchnerismo duro o las críticas internas en la Casa Rosada que visualizan al ministro de Economía como el artífice de un acuerdo con el FMI que "generará más pobreza y exclusión social", según sostienen. Los movimientos sociales críticos del gobierno y alineados en el bloque Unidad Piquetera saldrán hoy a las calles para reiterar las protestas contra el acuerdo con el FMI, para reclamar por más planes sociales y plantear un debate del salario mínimo que contemple sus reclamos. Estos grupos piqueteros quieren despegarse de los hechos de violencia de la semana pasada frente al Congreso y por ello prevén un acampe frente al Ministerio de Desarrollo Social. En paralelo, habrá movilización en 113 ciudades de todo el país. "Necesitamos decir basta al ajuste del gobierno y a la disparada de precios que afectan a los sectores más bajos. Por eso saldremos a ocupar la calle con protestas", explicó a El Cronista el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni. Adelantó así que desde mañana habrá campamentos por tiempo indeterminado y cortes de ruta en todo el país. El tema podría haberse evitado pero el gobierno volvió a caer en sus propios errores: ningún funcionario quiso atender a los dirigentes piqueteros en las últimas semanas.